Imagen de archivo de la ministra de Ciencia, Diana Morant
Ciencia
Las tres grandes 'manchas' de Diana Morant tras un polémico año para la ciencia española
Irregularidades en uno de los centros por excelencia en todo el país, condiciones laborales poco realistas para el sector científico y la extremada lentitud en aprobar la primera ley espacial han marcado un duro año para la ministra
Desde que tomara posesión de la cartera de Ciencia e Innovación en 2021 –y posteriormente de Universidades en 2023–, la figura de Diana Morant no ha estado exenta de polémica. Su pluriempleo –compartiendo su cargo en el Ejecutivo junto a la oposición en las Cortes Valencianas–, unido a las distintas polémicas que han protagonizado su mandato desde que entrara en el Gobierno han generado una situación bastante delicada para la ciencia en nuestro país.
Independientemente de la autopromoción repetida por Morant en los últimos meses, la realidad es que el sector científico español se encuentra en un escenario difícilmente reversible.
El CNIO, una institución en entredicho
Es aquí donde entran en juego las presuntas irregularidades del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), institución que ha copado todas las miradas este 2025. La destitución de la directora científica, María Blasco, y del gerente, Juan Arroyo, en enero era el inicio de un turbulento periodo en torno a la figura de uno de los centros punteros contra el cáncer. Presuntas irregularidades, corruptelas, unido al silencio del Ministerio de Ciencia ante las denuncias de varios extrabajadores del centro han terminado de minar la paciencia de unos trabajadores ya cansados.
«Lo más triste, lo que más afecta, es la mala reputación que nace en el centro. Cualquier persona que no sepa los tejemanejes de aquí dentro piensa que esto es una cueva de ladrones, y eso es devastador para la reputación del centro y de la Agencia Española. Para mí, lo peor es la imagen que da al exterior: que parece que aquí estamos de juerga y gastando el dinero del contribuyente», señalaron a este periódico varios investigadores del CNIO, cansados ante la maraña de corrupciones que han salpicado al centro en los últimos meses.
La ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, concede la cartera de Secretaría de Estado de Ciencia, Innovación y Universidades a Juan Cruz Cigudosa
Mientras tanto, Morant ha continuado sin asumir ningún tipo de autocrítica. Así lo ha manifestado en las distintas sesiones del Senado y Congreso, lugares en los que la ministra solamente ha señalado que se actuará «con toda contundencia» contra los responsables. Las declaraciones de la ministra sorprenden teniendo en cuenta que su número 2 y secretario de Estado de Ciencia en el ministerio, Juan Cruz Cigudosa, ignoró varias de las denuncias internas de algunos antiguos trabajadores.
La Ley Espacial, en punto muerto
Uno de los grandes fracasos de Morant desde que asumiera la cartera de Ciencia. En noviembre de 2023 la ministra adelantó que su ministerio tenía como objetivo «impulsar la primera Ley del Espacio». Más de dos años después, el texto continúa en un preocupante punto muerto. De momento, el ministerio ha avanzado únicamente en varios de los aspectos del anteproyecto de la Ley de Actividades Espaciales, la cuál podría aprobarse en las próximas semanas.
Entre sus principales ejes se encuentra la creación de un régimen de autorizaciones para llevar a cabo actividades espaciales. Actualmente, quienes desean lanzar satélites o establecer infraestructuras orbitales carecen de un procedimiento claro que unifique criterios técnicos, financieros y de seguridad. Esta situación puede disuadir inversiones, generar incertidumbre entre los operadores y dificultar el cumplimiento de compromisos internacionales.
Otro aspecto relevante es el tratamiento de los residuos orbitales. El texto propone medidas para evitar la acumulación de desechos espaciales que comprometen la viabilidad de futuras misiones. Asimismo, se contemplan principios para garantizar un diseño, operación y retirada responsables de la basura espacial.
La puesta en marcha de esta ley será clave para el sector espacial español, más teniendo en cuenta que nuestro país solamente cuenta con legislaciones clave como la Ley 153/1964, sobre servidumbres para investigación y uso del espacio exterior. Por ello, urge la aprobación de un nuevo texto tras más de dos años de falsas promesas.
Unas condiciones poco competitivas
La gestión del CNIO, la lentitud en poner en marcha una nueva ley espacial y, finalmente, las complicadas condiciones de los investigadores. A pesar de los anuncios desplegados por Morant en los últimos meses, la realidad es que las condiciones laborales y económicas de los científicos continúan siendo sorprendentemente inferiores a las de otro países de nuestro entorno.
Independientemente de que Morant ha asegurado una mejora de las condiciones de la comunidad científica española –con aumentos de hasta el 22 % dependiendo del sector y entidad–, la realidad es que seguimos muy lejos de las potencias científicas mundiales.
Según plataformas como Indeed, en Estados Unidos el salario promedio de un científico es de más de 87.000 dólares –unos 83.600 euros–. Sin embargo, se trata de una cifra orientativa, ya que esta podría oscilar entre los 74.000 y 112.000 dólares, dependiendo de la rama y cargo a desempeñar. Asimismo, en otros países como el Reino Unido o Bélgica esta cifra oscila entre los 40.000 y 70.000 euros.
Estos datos, unido al éxodo de expertos e investigadores de las Ciencias de la Salud –con más de 40.000 fuera de nuestras fronteras según la Red de Asociaciones de Investigadores y Científicos Españoles en el Exterior (Raicex)– provoca que el discurso de Morant se encuentre más en entredicho que nunca.
