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01 de mayo de 2024

La adoración de los magos de Hugo van der Goes (c. 1470)

La adoración de los magos de Hugo van der Goes (c. 1470)

El nuevo protagonista de Berlín: el pintor flamenco cuya obra magna se ocultaba en un pueblo gallego

La Adoración de los magos de Hugo van der Goes es la muestra más importante de una nueva exposición. Obra que durante más de tres siglos estuvo escondida en el discreto pueblo gallego de Monforte de Lemos

En el museo de la Gemäldegalerie («Galería de pintura») de Berlín se anuncia una nueva exposición dedicada al artista flamenco Hugo van der Goes (Gante, 1440 - Auderghem, 1483). La obra más importante consiste en lo restante del políptico de la localidad gallega de Monforte de Lemos, pueblo en el que residió la pintura nada menos que cuatro siglos. La exposición se podrá ver desde el 31 de marzo hasta el 16 de julio.
El artista, según el museo, es uno de los mejores primitivos flamencos, los correspondientes a la primera época de la pintura flamenca (siglo XV - mediados del XVI). Fue uno de los pintores más importantes de su tiempo. No obstante, poco se conoce de su vida, de la que destaca la decadencia mental que llegó a sufrir y por la que decidió retirarse al monasterio Roodklooster (hoy en día conocido como «Abadía de Rouge-Cloître»), cerca de Bruselas, en busca de paz interior. Así, encontró un consuelo mientras pintaba escenas de la vida de Cristo, de los santos, la Virgen y el Antiguo Testamento.

Una obra exclusiva

La Gemäldegalerie es una de las pinacotecas más importantes de la capital alemana. En su colección se encuentran obras de Rafael, Tiziano y Caravaggio. Sin embargo, el centro destaca por su colección de arte perteneciente al «renacimiento del Norte», sobre todo arte flamenco y holandés: Van der Weyden, Van Eyck, Rubens, Rembrandt, Durero (alemán) y Vermeer. La exposición de Van der Goes se ha organizado para celebrar el 540 aniversario de la muerte del artista, una muestra difícil de montar pues pocas son las obras que se conservan, siendo la española la más importante con el tema de la adoración de los magos.
Hace 400 años el cardenal Rodrigo de Castro ordenó edificar en Lemos el impresionante Colegio Nuestra Señora de la Antigua, que posteriormente cederá a los jesuitas con lo que pasará a llamarse Colegio de la Compañía. Allí, en una de las capillas de la iglesia del colegio se ubicaba el políptico que contenía la Adoración de los magos de Van der Goes, que el cardenal había comprado con mucho esmero, pues el arte flamenco era increíblemente popular en España. Así se mantuvo al completo hasta comienzos del siglo XIX cuando, a causa de las tropas francesas durante la Guerra de Independencia (1808 - 1814) desaparecieron las dos tablas laterales con escenas de la Natividad y la presentación en el templo junto con una tabla superior que mostraba un coro celestial.

Sin abandonar a los estudiantes

La salida de la Adoración de España se produjo en 1913, debido al dinero que el gobierno alemán ofreció por la obra (que entonces buscaba el apoyo de España frente a Francia y Reino Unido en la cuestión de la colonización de marruecos) un total de 1.262.800 pesetas, que en contraste con la pésima situación en la que se encontraba el colegio, los jesuitas junto con varios personajes del gobierno como Álvaro Figueroa y Torres, el conde de Romanones, entonces presidente del Consejo de Ministros, decidieron venderlo. La noticia provocó un revuelto en la escena cultural y social de la época que incluso llegó a involucrar al New York Times.
La principal queja era que la venta era ilegal pues el cardenal Castro había estipulado en su tiempo que ninguno de los bienes pertenecientes al colegio debían ser alienados de la propiedad. No obstante, los jesuitas argumentaron con razón que era más importante poder continuar con la educación de los estudiantes que la posesión de la obra de arte. Esta situación no es de extrañar, no se puede esperar otra consecuencia que una Iglesia con tales necesidades tras las políticas anticlericales de los siglos XIX y XX que cada vez marginaba más y más tanto socialmente como política y económicamente a la Iglesia.
Los que se interesaron por el caso, como por ejemplo Emilia Pardo Bazán o Joaquín Sorolla, intentaron recaudar la misma cantidad de dinero que ofrecía el Estado alemán para que la obra no tuviera que salir de España. Sin embargo, tan solo consiguieron recaudar un 10 % de la suma total, cantidad que luego devolvieron a los contribuyentes. Desde el diario La Vanguardia, el periodista José Martínez Ruiz 'Azorín' acusó a la sociedad española de carecer de la más mínima noción de arte, a la vista del resultado de la colecta: «Se dice que todo este movimiento es consolador, porque indica un despertar de la conciencia artística, un renacimiento estético. No vemos tal conciencia por ninguna parte. Hechos y no palabras».
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