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26 de abril de 2024

La prueba de maratón de los Juegos Olímpicos de Londres a su paso por el Big Ben

La prueba de maratón de los Juegos Olímpicos de Londres a su paso por el Big Ben©GTRESONLINE

Los Juegos Olímpicos de los tramposos y los más sucios de la historia: diez años de Londres 2012

Nunca unos JJ.OO. cambiaron tanto sus resultados con el paso de los años: 139 deportistas fueron a posteriori descalificados, 39 de ellos medallistas

La semana pasada, el alcalde de Londres, Sadiq Khan, anunciaba la intención de la capital inglesa de acoger los Juegos Olímpicos del año 2036, la primera ce las próximas citas olímpicas (de verano) que aún no tiene sede segura. Explicaba Khan que una de las mayores fortalezas para volver a acoger los Juegos es que se pueden reutilizar la mayoría de infraestructuras utilizadas en 2012 y que serían los más «verdes y sostenibles de la historia». No mencionó en ningún momento el alcalde la parte deportiva.
Este 27 de julio se cumple el décimo aniversario de los Juegos Olímpicos de Londres, esos que se realizaron en plena crisis económica y de los que Madrid estuvo más cerca de acoger, cuando en 2005 –el año de la elección– los famosos dos votos que faltaron en la decisión del Comité Olímpico Internacional (COI) se fueron para Londres. Fueron unos grandes Juegos, con la ciudad volcada para la ocasión, con la construcción de un nuevo estadio olímpico (reutilizado después, ahora casa del West Ham, equipo de la Premier) y con una gran organización, reflejada a la perfección en las ceremonias de inauguración –participación incluida de la Reina Isabel– y clausura así como en todas las sedes, que funcionaron a la perfección bajo la tutela de Sebastian Coe, leyenda del atletismo y presidente del comité organizador.
Sin embargo, Londres 2012 no podrá quitarse ya el problema que arrastró a lo largo de los años: el dopaje. Los JJ.OO. de hace ahora una década fueron los más sucios de la historia. Esto no tiene que ver tanto con Reino Unido como tal, aunque desde Londres se señaló en algún que otro estudio que los deportistas británicos fueron utilizados «como conejillos de indias» en términos ilegales y que Reino Unido estableció un dopaje de estado para vivir sus mejores Juegos. Jamás se pudo comprobar.
Sí tiene ya demostración que en estos Juegos Olímpicos el dopaje vivió prácticamente con total impunidad, ya que eran los años en los que Rusia, ya probado, montó todo un entramado para falsificar los controles antidopaje y encubrir casos positivos, recordando que dos años después, en Sochi, se celebraban los Juegos de Invierno.
En lo que se refiere a la competición durante los 15 días solo nueve participantes dieron positivo en aquellas fechas. Fue, en general, un número bajísimo. Tenía trampa. Una década después han sido 139 los deportistas descalificados, de los que 39 fueron medallistas en Londres 2012. El dato es aún más notorio si se toman los ganadores: 13 medallas de oro han sido quitadas a causa del dopaje. Los Juegos Olímpicos de 2012 estuvieron llenos de tramposos que consiguieron su objetivo en un primer momento y pudieron disfrutar de la gloria olímpica. Sin embargo, les acabaron pillando.
El caso de Lydia Valentín fue el mayor ejemplo de la gran trampa del dopaje: quedó cuarta en Londres, pero siete años después le entregaron la medalla de oro

El caso de Lydia Valentín fue el mayor ejemplo de la gran trampa del dopaje: quedó cuarta en Londres, pero siete años después le entregaron la medalla de oroEFE

Bien lo saben, por citar algunos ejemplos españoles, Sete Benavides, Ruth Beitia y Lidia Valentín. Los tres hubieran ganado en aquella cita de Londres su primera medalla olímpica, pero los deportistas estafadores les quitaron la opción de disfrutar del podio que deportivamente habían ganado. El caso de Lidia Valentín fue indignante porque quedó cuarta en halterofilia, pero años después se supo que sus tres rivales habían competido bajo la vergonzosa ayuda del dopaje. Le dieron su merecida medalla de oro en 2019.
A Sete Benavides, que había terminado cuarto, le dieron el pasado mes de junio, justo diez años después, la medalla de bronce en piragüismo, toda vez que el lituano Jevgenij Shuklin, que terminó segundo, había competido dopado. Lo mismo ocurrió hace tan solo unas semanas con Ruth Beitia, que por méritos deportivos había ganado la medalla de bronce en salto de altura, pero fue cuarta por detrás de la rusa Svetlana Shkolina, otra cara del dopaje a la que al menos se 'cazó'. La atleta cántabra al menos pudo disfrutar sobre la pista de una medalla olímpica cuatro años, nada menos que un oro en Río 2016.

España ganó 17 medallas en Londres 2012. Una década después son 20, ya que tres se consiguieron al conocer el dopaje de tramposos/as

Diez años se ha tardado en hacer justicia con deportistas que al menos tienen sus medallas, aunque no sepan igual que ser entregadas en el momento de la competición. Tanto retraso se debe a que hay que volver a analizar las muestras, resolver las posibles apelaciones de los implicados, aprobar oficialmente la reasignación de resultados y que la medalla sea devuelta por el propietario original y entregada a su justo ganador.

El dopaje encubierto en Rusia

2012 fue el año en el que Rusia vivía su época dorada de resultados y dopaje. Tras los reanálisis de muestra de aquellos Juegos, 46 rusos encabezaron la lista de infractores (seguidos de 17 ucranianos, 15 bielorrusos y 14 turcos). Ayudó mucho el 'informe McLaren', auspiciado por la Agencia Mundial Antidopaje, que demostró que entre de 2011 y 2015 las autoridades rusas tenían puesto en marcha un plan para proteger a los deportistas dopados. Todo el escándalo provocó que desde 2019 los deportistas rusos no compitan bajo la bandera de su país y que Rusia no tuviera presencia en ninguna competición internacional, algo a lo que se ha añadido ahora por la invasión de Ucrania.
Son los Juegos Olímpicos de Londres 2012 los de la grandeza de Mo Farah, de Michael Phelps o Usain Bolt. También los de las 17 medallas de España que por el dopaje acabaron siendo 20 (los segundos mejores de la historia detrás de Barcelona 92) y los Juegos del impulso del deporte femenino, ya totalmente reconocible por entonces. Pero también fueron los más sucios porque los resultados con los que se clausuraron los Juegos poco tuvieron que ver con los que quedarán en los registros olímpicos. Los datos de la vergüenza. No hay nada más triste que eso, aunque como aseguró la Agencia Mundial Antidopaje «se imparte justicia aunque sea años después».
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