El déficit sigue subiendo pese a batir todos los récords en recaudación de impuestos
Alcanza los 27.500 millones en el segundo trimestre en medio de un aumento generalizado de todos los gastos
Aunque tengo todas las reticencias del mundo con respecto a los datos que estoy viendo –porque cada vez que analizo una estadística me encuentro siempre con discrepancias con la realidad– no me queda otro remedio que seguir analizando los datos oficiales. Si no, me quedaría cruzado de brazos, cosa que no estoy dispuesto a hacer.
Hoy vuelvo, a cuestas con los datos que ha publicado recientemente la IGAE sobre el déficit contable de todas las Administraciones Públicas, es decir, la Administración General del Estado (con sus Organismos Autónomos y la Seguridad Social incluidas), las Comunidades Autónomas y las Corporaciones Locales (Ayuntamientos y Diputaciones) para el segundo trimestre del año.
Es cierto que el segundo trimestre siempre viene afectado por las pagas extra de los pensionistas y de los empleados públicos y, por lo tanto, tiene el sesgo de la estacionalidad, pero eso sucede porque en la Contabilidad Nacional no se hacen los ajustes de provisiones para pagas extras y así evitar que el mes de junio se produzca la gran debacle.
Seguimos en una situación kafkiana en que los ingresos del trimestre, a pesar de seguir batiendo todos los registros en comparación con el mismo período del año anterior y llegar en un solo trimestre a los 170.973 millones, el déficit contable ha vuelto a subir con respecto a 2024. Aunque Hacienda saca pecho porque eso supone bajar 1 décima el déficit, hasta eso es incorrecto. Como veremos a lo largo del artículo, el déficit sobre un PIB modificado por Elena Manzanera al alza para 2024 y el reestimado para 2025 sólo disminuye en 4 centésimas.
Todo ello viene provocado por un incremento generalizado de todos los gastos como vamos a ver a continuación en la tabla resumen que he preparado:
En la tabla vemos que lo que estamos analizando son todas las operaciones consolidadas no financieras, es decir, sin incluir ni préstamos ni deudas.
Los impuestos, en el segundo trimestre del año, crecen un 8,1 % y suman entre abril, mayo y junio, 95.737 millones y suponen en el trimestre el 56 % del total de los ingresos. Las cotizaciones sociales crecen un 6,5 %, lo cual demuestra que se está produciendo una ralentización en el crecimiento, a pesar de la euforia del gobierno con el número de Afiliados a la Seguridad Social, como ya expliqué en mi artículo de 29 de septiembre: El número de afiliados a la Seguridad Social sube mientras los ingresos por cotizaciones sociales bajan, así y todo la cifra recaudada es de 56.155 millones que sumados a los 19.081 millones de otros ingresos, llevan a los ingresos a los 170.973 millones de euros.
Como podemos ver, los gastos estructurales, como los salarios, mantienen un crecimiento razonable, aparentemente, porque esta partida no incluye la revisión al alza del 0,5 % de los mismos que se ha producido en julio con carácter retroactivo y que afectará en el próximo semestre.
Una cifra francamente preocupante es la de los intereses, que en el segundo trimestre han costado 11.385 millones, que extrapolando nos lleva a un gasto anual de 45.540 millones, como vengo anticipando desde hace varios meses.
Sorprende el crecimiento de las subvenciones, que se disparan en un 11 % y rondan los 5.000 millones en un solo trimestre, sería muy importante que la IGAE publicase en que se usan esos 5.000 millones.
Las prestaciones sociales, que es la partida más importante de este conjunto de gastos y que representa el 40,3 % del total de los gastos, crece un 5,6 % y en un solo trimestre se coloca en los 80.000 millones, sin contar las prestaciones en especie, las cuales también sería importante tener desglosadas.
Todo esto nos lleva a unos gastos en el segundo trimestre de 198.506 millones, rondando por primera vez los 200.000 millones, que se superarán con creces en el 4º trimestre.
La consecuencia es que este trimestre, en lugar de bajar el déficit consolidado, éste crece, «sólo» en 726 millones, pero coloca a las finanzas públicas al borde del abismo. No olvidemos que el objetivo de déficit enviado a Bruselas el 20 de abril decía que en el 2025 nuestro déficit sería de 41.964 millones y que, por lo tanto, en un solo trimestre nos hemos comido el 65,6 % del objetivo del año. El déficit sobre el PIB pasa del 1.68 % al 1,64 % bajando cuatro centésimas, cuando el objetivo del año es dejar el déficit en un 2.5 %, con una bajada con respecto al 2024 de 7 décimas.
Y, por último, solo quiero comentar que el PIB modificado por Manzanera y estimado para 2025 ha sido reducido en 1.241 millones de euros, a pesar de haber incrementado el PIB oficial del 2024 en 2.703 millones. Raro, todo muy raro.
Si después de estos datos, alguien piensa que las finanzas públicas están controladas es que es un soñador o está pagado por el Gobierno.