Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal se saludan en el patio del Congreso
Feijóo y Abascal endurecen sus reproches cuando la suma de PP y Vox se mantiene en cifras récord
La última vez que se reunieron fue en junio, tras el devastador informe de la UCO que terminaría provocando el ingreso en prisión de Santos Cerdán, tras casi dos años sin sentarse a hablar
Algunos sondeos reflejan un trasvase de hasta cerca de un millón de votos del PP a Vox
Muy lejos queda aquella reunión de septiembre de 2023 entre Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal en el marco del intento de investidura del líder del Partido Popular. Entonces, ambos decidieron dejar al margen sus diferencias ante la posibilidad real de que Pedro Sánchez se aliara, como hizo dos meses después, con el prófugo Carles Puigdemont y el resto de sus socios, y Abascal le dio el apoyo de sus 33 diputados.
Conformada finalmente la nueva 'mayoría Frankenstein', la legislatura echó a andar y los caminos de Génova y de Bambú volvieron a separarse. Vox rompió ese mes de diciembre con la dirección nacional del PP por la negativa de los populares -tal como alegó el partido de Abascal- a una acción coordinada contra el «golpe» de Sánchez, aunque su relación se mantuvo a nivel autonómico. Al menos seis meses más, hasta la salida de Vox de los gobiernos. Hoy el desencuentro parece total, al tiempo que, conforme pasan los meses, se consolida la fuerza en los sondeos del bloque de la derecha, que viene alcanzando cifras récord, casi 200 escaños entre ambos partidos.
Las declaraciones de Alberto Núñez Feijóo tras la decisión de Santiago Abascal de no presenciar el desfile por la Fiesta Nacional desde la tribuna de autoridades, sino desde la calle, y de no acudir a la posterior recepción con el Rey, y la respuesta del líder de Vox pusieron de manifiesto este lunes el endurecimiento de los reproches mutuos, casi cuatro meses después de su última reunión, en junio, en pleno escándalo de Santos Cerdán. «A Vox se le está yendo la pinza con el PSOE», sostuvo Feijóo en Espejo Público, desde donde acusó al partido de Abascal de tener una estrategia política que «coincide» con la del PSOE: atacar al PP, y de tener muchas protestas y pocas propuestas. En el desfile, y preguntado por la ausencia de Abascal en la tribuna, había señalado que solo faltaban los independentistas y Bildu: «Tendrá que explicarlo», expresó.
Desde Bambú, Abascal respondió a esas críticas y dijo sentirse perplejo por la comparación con el partido de Otegi y por el hecho de que le recriminara ausentarse de actos oficiales en los que participara Sánchez habiendo dicho el propio Feijóo que lo iba a hacer cuando saltó el informe de la UCO que precipitaría el ingreso en prisión de Cerdán. Le acusó de «falta de credibilidad» en sus propuestas y de hacer como que hace oposición mientras, según denunció, pacta con el PSOE en Bruselas y en España, y dijo estar preocupado únicamente por la pinza «en la nariz» de muchos votantes del PP, «estafados por el voto útil».
En estos momentos los sondeos continúan dando una mayoría a las dos formaciones, que, no obstante, ven poco probable que Sánchez vaya a adelantar elecciones con tantos frentes judiciales abiertos. Si bien, es cierto que Vox viene experimentando un crecimiento desde antes de verano, hasta rondar los 54-56 escaños, en la media de encuestas, o hasta los más de 60 según alguna de las publicadas estas semanas semanas, y lo que es significativo, estaría recibiendo casi un millón de votos procedentes del PP, que aunque crece respecto a 2023, parece haberse estancando en los últimos meses, alrededor de los 140 diputados de acuerdo con el barómetro de la semana pasada.
En el escenario más próximo se sitúan las negociaciones para los presupuestos autonómicos, que en el último curso solo pudieron acordarse entre PP y Vox en tres regiones -Comunidad Valenciana, Murcia y Baleares-. De momento, en el horizonte están las elecciones de Castilla y León, y el runrún de la posibilidad de un adelanto electoral en Extremadura y Aragón si no se lograra sacar adelante el proyecto de cuentas públicas, pero las conversaciones están abiertas. Santiago Abascal advirtió ayer a los presidentes regionales que los presupuestos se aprobarán o no en función de medidas políticas que Vox ha exigido: «El PP ya sabe cuáles son. No hay otro camino». «No vamos a ser cómplices de las políticas socialistas y populares que el PP aplica en todas las regiones cuando Vox no vigila», sostuvo.