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Un niño viendo una pantalla de ordenador

Un niño viendo una pantalla de ordenador

Un estudio asocia el abuso de pantallas en el primer año de vida con retrasos en el desarrollo

Pasar más de cuatro horas al día frente a un televisor, móvil o tableta se ha relacionado con atrasos en el desarrollo de la comunicación y la resolución de problemas a los 2 y 4 años

Pantallas cero antes el primer año de vida. Esta es la recomendación que la Organización Mundial de la Salud hace a los padres, junto con limitar el consumo de televisión, móvil y resto de dispositivos entre los dos y cuatro años a una hora al día, como máximo. Hay una razón para ello y un estudio recién publicado en Jama Pediatrics elaborado por un equipo de la Universidad Tohoku de Sendai (Japón) lo ha corroborado.

Entre sus principales resultados se encuentra que el abuso de pantallas durante el primer año de vida se relaciona con retrasos en el desarrollo de la comunicación y las habilidades de resolución de problemas un poco más adelante, entre los dos y los cuatro años.

En la investigación participaron 7.097 parejas de madres e hijos, a los que evaluó en cinco aspectos su desarrollo: comunicación, motricidad gruesa, motricidad fina, resolución de problemas y habilidades personales y sociales. Otra de las conclusiones que sacó el equipo liderado por Taku Obara fue que los niños de un año que habían estado expuestos a un mayor tiempo de pantallas mostraron retrasos en el desarrollo de la motricidad fina –coordinación de los movimientos musculares pequeños– y las habilidades personales y sociales a los dos años. Este hallazgo no pudo confirmarse a los cuatro años.

A los padres de los participantes se les lanzó un cuestionario y gracias a sus respuestas, los autores conocieron que, del segmento de población estudiado, 3.440 niños (un 48,5 %) pasaban delante de una pantalla al menos una hora al día, 2.095 de ellos estaban entre una y dos horas, 1.272 de ellos lo hacían de dos a cuatro horas en la jornada y, por último, 290 niños superaba las cuatro horas delante del ordenador o la televisión.

Sobre los bebés que más tiempo pasaban junto a un dispositivo los investigadores encontraron que estos eran sobre todo hijos de madres primerizas jóvenes, con ingresos y niveles de educación más bajos y de aquellas que sufrían depresión posparto.

Que haya una asociación entre el tiempo de exposición a las pantallas y el retraso en el desarrollo no significa necesariamente que estas sean la causa directa. Obara y sus colegas observaron que cuanto más tiempo pasaban los bebés con el dispositivo, más probable era que presentaran problemas más adelante en distintas habilidades. En particular, pasar más de cuatro horas frente a un televisor, móvil o tableta se relacionó con retrasos en el desarrollo de la comunicación y la resolución de problemas a los 2 y 4 años.

Los autores del estudio señalan que la investigación no tuvo en cuenta si el tiempo de pantalla estuvo centrado en contenido educativo o meramente de entretenimiento. Puntualizan también que otro metaanálisis mostró que un mayor uso de dispositivos se relacionó con peores habilidades lingüísticas, pero si los programas eran educativos están eran mejores.

«Es difícil limitar el tiempo frente a la pantalla en general en el mundo actual de dispositivos electrónicos», admiten los investigadores. Por ello, animan a limitar los aspectos de la exposición a pantallas que se asocian con retrasos en el desarrollo mientras, indican, «se aprovechan la parte educativa».

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