El collar de perlas que Germana de Foix legó a su hija ilegítima con Carlos I
El joven Carlos I se quedó fascinado cuando conoció a Germana de Foix con la que tendría una hija ilegítima que pusieron por nombre Isabel. No se supo nada de esta niña hasta que Germana de Foix deja en su testamento su deseo de dejarle su collar de perlas
Un 15 de octubre del 1505 se casaba por poderes Germana de Foix con Fernando II de Aragón por el Tratado de Blois. Ella entró en España por Fuenterrabía. Ahí la recibió Alonso de Aragón, arzobispo de Zaragoza, dirigiéndose hacia Valladolid, pues el Rey se hallaba en Salamanca. El encuentro, el 18 de marzo del 1507, tuvo lugar en Dueñas, donde se consumó el matrimonio, celebrándose a continuación grandes festejos en Valladolid.
El 3 de mayo del 1509 nació en Valladolid Juan de Aragón y de Foix. El niño hubiera sido el heredero de la Corona de Aragón de no haber fallecido el mismo día. A partir de ese momento Fernando siguió con su empeño de ser padre. Cosa que no consiguió.
Fernando fallecía el 23 de enero del 1516. En su testamento concedía a Germana de Foix la ciudad de Siracusa en Sicilia, las villas de Tárrega, Sabadell y Villagrasa, en el principado de Cataluña, con todas sus rentas y derechos, más otros 5.000 ducados de oro sobre las rentas de la Basilicata en el reino de Nápoles de forma vitalicia. Asimismo, Fernando le pedía a su nieto y heredero Carlos de Habsburgo que «no abandonéis a mi viuda, pues no le queda, después de Dios, otro remedio sino solo vos».
El primer encuentro entre Germana de Foix y el Emperador Carlos se produjo el 16 de noviembre de 1517. La reina viuda se alojaba en el monasterio de Abrojo. Acompañó al nuevo rey a las Cortes de Zaragoza y Barcelona. En esta ciudad, el 17 de junio del 1519, se pactó su matrimonio con un personaje de su séquito, el marqués Juan de Brandeburgo-Ansbach, perteneciente a una rama menor y no muy favorecida de los Hohenzollern alemanes y primo hermano del príncipe elector. En el 1523 nombró a Germana de Foix lugarteniente general del Reino de Valencia y a su marido capitán general. Juan de Brandeburgo-Ansbach, de comportamiento violento y costumbres disolutas, murió el 5 de julio de 1525.
En agosto del 1526 Germana de Foix volvió a casarse con Fernando de Aragón, duque de Calabria. A raíz de la boda Carlos I lo nombró virrey de Valencia. El matrimonio, establecido en Liria, creó su pequeña corte y promovieron una gran actividad cultural y artística. Germana de Foix testamentó en Liria el 8 de septiembre del 1536. Como consecuencia de su sobrepeso falleció en la masía El Espinar –propiedad de la orden de los Jerónimos– el 15 de octubre de ese año por hidropesía.
En su testamento leemos: «Ittem, llegamos y dexamos aquel hilo de perlas gruessas de nuestra persona, que es el mejor que tenemos, en el qual ay ciento y treynta y tres perlas, a la Serenissima doña Ysabel, Ynfanta de Castilla, hija de la Maj. del Emperador, mi señor e hijo, y esto por el sobrado amor que tenemos a su alteza». ¿Quién era esta Infanta de Castilla? ¿Por qué le dejó un collar de perlas?
El joven Carlos se quedó fascinado cuando conoció a Germana de Foix, que era 12 años mayor que él. Intentó seducir a aquella mujer. Organizó torneos y banquetes en su honor. Ambos se instalaron en Valladolid. El Emperador en el Palacio Real, mientras que ella lo hizo en un palacio adyacente con otras damas de la Corte. De esta manera podían comunicarse sin ser vistos. El rey hizo construir un puente de madera para unir ambos palacios y no tener que salir a la calle para visitar a su amada.
Germana de Foix quedó embarazada. A finales del 1518 o principios del 1519 nació una niña a la que le pusieron por nombre Isabel. En la Corte había cierto malestar. No consideraban prudente la relación de ambos. Y, por supuesto, descartaban una posible descendencia. Por eso la niña, poco después de nacer, fue entregada a unas monjas para que la criaran. Acto seguido Germana de Foix contrajo matrimonio con Juan de Brandemburgo-Ansbach. Con la boda de Carlos I con Isabel de Portugal, 1526, el desliz quedó subsanado.
La recién nacida fue llevada al Convento de Nuestra Señora de Gracia el Real de Madrigal. Ahí también vivían dos hijas de Fernando el Católico llamadas María Esperanza y María Blanca, ambas llegaron a ser abadesas de este Convento. Criada por las monjas, a partir de ese momento se pierde su rastro hasta el testamento de Germana de Foix, su madre. Algunos autores indican que se casó con Rodrigo Manrique, hijo de Alfonso Manrique de Lara, arzobispo de Sevilla e inquisidor general.
El duque de Calabria, al conocer la voluntad testamentaria de su mujer pidió a la reina cómo cumplir el deseo de su mujer: «Mandará screuirme si es servida que se le embien con hombre propio, o si será servida embiar por ellas, o lo que más fuere de su servicio». En aquel momento Isabel tenía unos 20 años. La carta del duque a Isabel de Portugal significa que ambos conocían de su existencia y, con toda probabilidad, residía en la Corte. Algunos autores afirman que la Infanta Isabel falleció en Perpiñán en el 1565.
Carlos I no reconoció a la Infanta Isabel, pero sí a Margarita de Parma, que tuvo con su amante Johanna María van der Gheynst. De ella existe un cuadro pintado por Antonio Moro, en 1562, donde aparece con el collar de perlas de Germana de Foix. Esto nos lleva a hacernos varias preguntas sin respuesta. ¿Por qué Margarita de Parma aparece con el collar en 1562? ¿Realmente murió la Infanta Isabel en el 1565? ¿Isabel de Portugal le entregó el collar de perlas legado por su madre? ¿Margarita de Parma lo heredó de su hermanastra? Si todos conocían su existencia, ¿por qué Carlos I no la reconoció nunca como hija? Lo único cierto es que el collar lo mandó el duque de Calabria a la Corte y que, en el 1562 lo tenía Margarita de Parma. El resto forma parte del misterio.