El ministro inglés de Aviación declaró que se harían «experimentos de helicópteros en gran escala» y que para estimular a los inventores se les otorgaría «premios de hasta 50.000 libras», recogía El Debate.
Para incentivar también una organización de la «aviación civil», el ministro se mostró dispuesto a negociar con las personas responsables de las siguientes bases: destinar «un millón de libras de capital particular» y una contribución del «Estado por lo menos con un millón de libras, repartidas en diez años» para impulsar la aviación y la firma de un acuerdo «satisfactorio respecto al empleo de aparatos y pilotos en el caso de peligro nacional».
Además, el periódico detallaba que el comité de la Defensa Nacional estudiaba varios proyectos sobre este asunto, así como la cuestión de aviones. Así mismo, el Almirantazgo recomendaba el empleo de los aviones para los reconocimientos navales a larga distancia ya que podían recorrer mejor las rutas imperiales aéreas.
Según informaba El Debate, el ministro valoraba positivamente la aviación civil y la calificaba de «muy útil», sin embargo, advertía que no podía sustituir a la militar, «como tampoco la Marina mercante podía sustituir a la de guerra».