Iván IV el Terrible: la Rusia medieval bajo el yugo de un zar implacable
Iván el Terrible impulsó el comercio desde el Mar Blanco con los ingleses y holandeses, junto a otros europeos que acudieron a Moscú para servir al primer zar de Rusia
La gran Rusia zarista nació a principios del siglo XVI de la mano de Iván IV, apodado el Terrible por sus violentos castigos contra enemigos, e incluso compatriotas y familiares. Su cruenta fama es solo parte de un reinado complejo y belicoso, en el que el principado de Moscú se convirtió en un centro de poder, con una Iglesia ortodoxa propia y la apertura comercial hacia otros reinos europeos.
Moscovia, como se conocía entonces a la región colindante a Moscú, pasó de ser un territorio dominado por mongoles a convertirse en un estado de carácter unitario con simbología y poder propios en poco más de dos siglos.
Iván IV Vasilyevich pertenecía a la casa de Rurik, una dinastía de origen nórdico. Nació como hijo del príncipe de Moscú en 1530, pero a los tres años quedó huérfano de padre, y su madre gobernó Moscovia durante cinco años, hasta que fue asesinada cuando Iván tenía solo ocho años. El niño quedó solo e indefenso ante los anhelos de poder de los boyardos (nobles de alto rango de los países eslavos, incluida Rusia) y sufrió varias humillaciones, vivió intrigas entre los nobles que intentaron utilizarlo para sus ambiciones personales.
Se volvió cada vez más desconfiado y cruel. Llegó a matar a su hijo en un ataque psicótico, según describen las crónicas
A los 16 años, en 1547, Iván fue coronado como nuevo «zar de todas las Rusias» el 4 de diciembre de 1553. Durante la primera parte de su reinado, el zar reformó el gobierno central conocido como prikas, actualizó el primer código legal ruso Sudebnik que había promulgado su padre en 1550, y estableció el primer ejército permanente con unos 3.000 streltsi, es decir, la guardia del zar. En los primeros 12 años de reinado estuvo asesorado por el Príncipe Kurbski y favoreció a la pequeña nobleza (pomestrioye dvorianstvo), que lo apoyó en sus decisiones políticas, como parte de su estrategia para acabar con los boyardos. Después de la muerte de su esposa Anastasia en 1560, Iván experimentó un cambio notable en su comportamiento.
Se volvió cada vez más desconfiado y cruel, estableciendo la Oprichnina en 1565, una milicia policial fiel al zar que se encargó de perseguir, deportar y asesinar a los boyardos, cuyas posesiones se repartieron entre los milicianos. Incluso llegó a matar a su hijo en un ataque psicótico, según describen las crónicas. Esta etapa de su reinado estuvo marcada por ejecuciones masivas, confiscaciones de tierras y un régimen de terror. Por ejemplo, uno de los nobles fue lanzado a los perros delante de los boyardos, que presenciaron como lo desmembraban vivo.
En 1570 hubo un intento de rebelión en Novgorod que acabó en una matanza por parte del ejército de Iván. Al mismo tiempo, Moscú se convirtió bajo su gobierno en la «tercera Roma» y expandió los territorios rusos hacia el este, anexando regiones como Kazán y Astracán. También se enfrentó a Lituania y Polonia en una guerra que no siempre fue favorable para los rusos, y el ejército del zar venció los tártaros en varias ciudades próximas a Moscú.
En 1558, Iván IV invadió Livonia, una región situada en la costa oriental del mar Báltico y toma la ciudad de Nava. Entonces las poblaciones de Livonia juran vasallaje a los reinos de Suecia y Polonia para frenar las intenciones expansionistas de los rusos. Tras una larga guerra que enfrentó a polacos y suecos, ambos se unirán en contra de Iván el Terrible derrotando a su ejército en Venden. Como consecuencia, Rusia renunció a Livonia y Polozk en el tratado de Jam Zapolski. Tan solo unos años antes de la derrota, en 1581, el zar envió a los cosacos a la estepa siberiana como parte de su plan expansionista.
El primer zar de Rusia había creado una «tercera Roma» en Moscú, que expandieron sus sucesores con más o menos dificultades durante unos cuatrocientos años
Iván IV el Terrible acabó con el poderío de los tártaros, el mayor enemigo del pueblo ruso desde hacía siglos, aunque tras su muerte la lucha contra ellos continuaría varias décadas más. Por sus victorias militares fue tratado como un héroe por su pueblo y comparado con Alejandro Magno y otros héroes de la antigüedad por el arzobispo Macario y el patriarca de Constantinopla.
El primer zar de Rusia había creado una «tercera Roma» en Moscú, que expandieron sus sucesores con más o menos dificultades durante unos cuatrocientos años, hasta el derrumbe del sistema en 1917. Tras medio siglo de reinado, Iván murió en 1584 enfermo y postrado en un sillón mientras jugaba una partida de ajedrez. Está enterrado desde entonces junto a su primogénito en la catedral de San Miguel Arcángel, con el resto de sus antepasados.