
La princesa Clotilde y el príncipe Napoleón José Carlos Bonaparte
Dinastías y poder
El príncipe Plon-Plon y Clotilde de Saboya: la unión que despertó esperanzas y temores en Italia
Su unión con el anticlerical Napoleón José Carlos Bonaparte respondía exclusivamente a los intereses nacionalistas de la nueva Italia que se estaba gestando
La política impone y en 1859, el príncipe Napoleón-Jerónimo José, con fama de anticlerical y reformista, se casaba con la primogénita del rey Víctor Manuel de Italia. Con este soberano se había llevado a cabo la unificación y era necesario mantener buenas relaciones con la vecina Francia en la idea de fijar fronteras que determinasen el nuevo estado en permanente rivalidad con el Imperio austrohúngaro.
Él era sobrino directo de Napoleón Bonaparte y primo carnal de Napoleón III, que por entonces llevaba las riendas de Francia junto a la española Eugenia de Montijo. Su mote, príncipe Plon-Plon, dio lugar a mucha mofa y pronto se transformó en un despectivo Craint-Plon por su ausencia en la batalla de Solferino. La unión fue una condición impuesta para provocar el estallido de la guerra entre Francia y Piamonte contra Austria.
Él fue un personaje original y diferente. Muchas veces denostado por su libertinaje. Resultaba también poco simpático. Era hijo de Jerónimo Bonaparte, hermano menor de Napoleón y que en los días de gloria del Imperio había sido nombrado rey de Westfalia. Su madre era la princesa alemana Catalina de Wurtemberg.
Parece que fue ella quien de niño le puso el apodo con el que sería conocido en la posteridad, «príncipe Plon-Plon». Nacido en el exilio en 1822 en Trieste, se integró en la política francesa una vez que Napoleón III se hizo con las riendas del Estado. Su influencia se inclinaba hacia el apoyo de las políticas anticlericales en clara oposición al catolicismo de la emperatriz Eugenia.
Era una muestra más de lo ecléctico que fue ese conglomerado político del II Imperio Francés. Su modelo ha sido definido como una «democracia plebiscitaria» ensombrecida por el espíritu quimérico y soñador de su protagonista, a quien se atribuye, quizá, la mejor descripción de su sistema de gobierno: «¿Qué clase de Gobierno es el mío? La emperatriz es legitimista. Napoleón-Jerónimo, republicano; Morny orleanista; yo mismo un socialista. ¡El único bonapartista es Persigny y está loco!». Michèle Battesti, profesora en la Universidad de París y especialista en el periodo, describe bien al personaje en la biografía que ha escrito sobre él. Edgar Holt también le dedica un trabajo, ya clásico para los interesados en Plon-Plon.
María Clotilde había nacido en Turín en 1843 como primogénita del rey Víctor Manuel. Tras ella llegaron Humberto, Amadeo –duque de Aosta y futuro rey de España– y María Pía, reina consorte de Portugal. Siempre mostró una clara inclinación hacia la fe y las obras caritativas, por lo que su unión con el licencioso Plon-Plon respondía exclusivamente a los intereses nacionalistas de la nueva Italia que se estaba gestando de la mano de la dinastía Saboya, el conde de Cavour y Garibaldi.

Napoleón José Carlos Bonaparte y María Clotilde de Saboya
En este suelto publicado en el diario dinástico La Independencia Española leemos (7 febrero 1859): «El casamiento celebrado ayer en Turín, entre el príncipe Napoleón y la princesa Clotilde de Saboya, ha hecho concebir en Italia esperanzas y temores. Los unos, veían en este lazo de familia la prenda de una alianza política y de una completa conformidad de miras. El Piamonte, protegido por la Francia, renovaría el plan de unidad italiana. Aquel casamiento, preparado de antemano por M. de Cavour, era el triunfo de su política».
Recibieron el título de condes de Moncalieri, en referencia a la localidad Piamontesa, aunque hasta 1870 residieron en París en Tullerías. Tras la derrota en la guerra franco-prusiana en Sedan el matrimonio se distancia y ella se instala en una de sus residencias próximas al lago Lemán. Después se fue a vivir a Italia dedicada a la religión, las labores pías y asociaciones benéficas.
Aunque el matrimonio nunca resultó armonioso, tuvo dos hijos. El primogénito, Napoleón Víctor Bonaparte, fue reconocido como pretendiente bonapartista al trono francés, tras la muerte atravesado por una lanza zulú en 1879 de Eugenio Luis Napoleón, príncipe Imperial. La niña, María Leticia, fue la segunda esposa de Amadeo I de Saboya, –hermano de su madre– y quien había sido fugaz rey de España entre 1870 y 1873.
Esta unión supuso un gran escándalo en la corte italiana, no solo por la diferencia de edad, sino porque inicialmente ella iba a casarse con el hijo mayor de Amadeo. Se convirtió en duquesa de Aosta tras la boda que se celebró en el Palacio Real de Turín en 1888. A pesar del fallecimiento prematuro del antiguo rey de España a causa de una neumonía, tuvieron un hijo, el príncipe Humberto, conde de Salemi. Un poco extravagante y de vida disoluta, igual que había sido la de su abuelo Plon-Plon, falleció a causa de la «gripe española» en 1918 durante la Gran Guerra.