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29 de abril de 2024

Un obús de artillería autopropulsado israelí bombardea el sur del Líbano

Un obús de artillería autopropulsado israelí bombardea el sur del LíbanoAFP

Guerra en Gaza

Estados Unidos intensifica su ofensiva diplomática ante el temor de que Israel expanda la guerra al Líbano

La muerte del número dos de Hamás, en Beirut, en un ataque que se le atribuye al Estado judío ha disparado todas las alarmas en la región

La guerra entre Israel y Hamás, que tiene como campo de batalla la Franja de Gaza, entra ya en su cuarto mes ante el temor de que el conflicto se expanda por la región. La tensión en Oriente Medio está en su punto más álgido, desde que el pasado 7 de octubre, la milicia islamista palestina lanzara un ataque por tierra, mar y aire contra el Estado judío, acabando con la vida de 1.200 personas, en su mayoría civiles, y la toma de más de 240 rehenes, precipitando la contienda. Estados Unidos teme ahora que el Estado judío expanda el conflicto al vecino Líbano.
Tras más de 90 días de guerra, Oriente Medio convive con un muy delicado equilibrio de fuerzas. La muerte del número dos de Hamás, Salah Al Arouri, en un suburbio de Beirut, capital del Líbano, controlado por Hezbolá –partido-milicia proiraní–, tras un ataque que se atribuye a Israel, ha disparado todas las alarmas. El líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, prometió «venganza» y, por ahora, la milicia chií libanesa ha respondido lanzando más de 62 misiles contra una base militar israelí este fin de semana.
El Partido de Dios, sin embargo, ha asegurado que esto solo se trata de «la respuesta inicial al crimen del asesinato del gran líder, el jeque Salah Al Arouri». La retórica inflamatoria no es únicamente característica de Hezbolá. Israel también ha lanzado serias advertencias al Líbano. «Sugiero que Hezbolá aprenda lo que Hamás ya ha aprendido en los últimos meses: ningún terrorista es inmune», ha asegurado este domingo el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
Unas palabras que adquieren especial relevancia, ya que se trata de las primeras declaraciones del primer ministro israelí tras la muerte del número dos de Hamás, en Beirut. Un ataque que se les atribuye, pero que el país hebreo no ha reconocido. En medio del cruce de acusaciones, Estados Unidos ha intensificado sus esfuerzos diplomáticos para desescalar la tensión. El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, se encuentra, por cuarta vez en tres meses, de gira por Oriente Medio.
Nueve paradas en una semana. El diplomático estadounidense se enfrenta a una agitada y ajustada agenda internacional. Turquía, Grecia, Jordania, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Israel, Cisjordania y Egipto son todos los destinos que le esperan hasta el jueves. Pero, mientras Blinken se enfrenta un maratón diplomático, en Washington aumenta el temor de que Netanyahu quiera expandir la guerra al Líbano.
Varios altos cargos del Gobierno estadounidense, citados por el diario The Washington Post, han revelado que cada vez son más los indicios que apuntan que el primer ministro israelí estaría dispuesto a expandir la guerra contra Hamás en Gaza al Líbano, en un intento de intentar alargar su vida política. Así, Netanyahu retrasaría el tener que enfrentarse a una investigación por el galopante fallo de seguridad del pasado 7 de octubre. Sin embargo, en un escenario de guerra abierta entre Israel y Hezbolá, un informe de Inteligencia estadounidense no augura buenos resultados para el Ejército del país hebreo.
Según el texto, citado por The Washington Post, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) no tendría mucho éxito porque no podrían luchar en dos frentes a la vez. «Sus activos y recursos militares estarían demasiado dispersos dado el conflicto en Gaza», revela el diario. Hasta el momento, el enfrentamiento entre Hezbolá e Israel se cataloga como de baja intensidad y se ha limitado a un intercambio de fuego permanente a lo largo de la frontera. Desde el pasado 7 de octubre, la milicia chií libanesa ha perdido a 127 hombres durante los enfrentamientos, mientras que Israel contabiliza nueve soldados muertos. Además, Israel se ha visto obligado a evacuar a más de 80.000 civiles del norte del país a causa de las hostilidades y al otro lado de la frontera, más de 70.000 libaneses han tenido que abandonar sus hogares.
El exministro de Defensa israelí, Benny Gantz, y que ahora forma parte del Gobierno de emergencia, se ha referido a esta situación en sus redes sociales. «La realidad actual de que los ciudadanos del norte de Israel no pueden regresar a sus hogares requiere una solución urgente. El mundo debe recordar que fue la organización terrorista Hezbolá la que inició la escalada. Israel está interesado en una solución diplomática, pero si no se puede encontrar una, Israel y las FDI eliminarán la amenaza. Todos los miembros del Gabinete de Guerra comparten esta opinión», ha asegurado.
Unas declaraciones que inciden en el temor de Estados Unidos de que Israel se esté planteando intervenir también en el Líbano, lo que acabaría desembocando un conflicto regional a gran escala. El alto diplomático norteamericano llega el lunes al Estado judío con una misión especialmente crucial: convencer a Netanyahu de que no extienda el conflicto. A su vez, el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ha visitado el país mediterráneo, desde donde ha insistido en que es «absolutamente necesario evitar que el Líbano se vea arrastrado a un conflicto regional».

Tres meses de guerra en Gaza

En la Franja de Gaza, y tras tres meses de intensos bombardeos y una ofensiva terrestre israelí sin precedentes, las FDI aseguran que han conseguido desmantelar el «marco militar» de Hamás en el norte del enclave palestino. El portavoz del Ejército de Israel, Daniel Hagari, afirmó el sábado que sus fuerzas han matado a unos 8.000 milicianos en esa zona y que ahora se centran en el centro y sur de Gaza. Aún así, la guerra se espera larga. El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, advirtió el pasado mes de diciembre que el conflicto durará «muchos meses más».
Una guerra que ya ha acabado con la vida de al menos 22.835 palestinos, en su mayoría civiles, según el Ministerio de Salud de Hamás y ha obligado al 85 % de los gazatíes a abandonar sus hogares. El día después de Hamás en Gaza también se ha convertido en un tema espinoso, entre Estados Unidos e Israel y en el propio seno del Ejecutivo de Netanyahu. Mientras que los líderes de las formaciones más radicales del Gobierno de coalición israelí defienden un éxodo de los palestinos de la Franja a terceros países, Netanyahu ha planteado un control civil palestino del enclave, bajo el liderazgo de una «Autoridad Nacional Palestina (ANP) –que gobierna en Cisjordania– renovada», pero bajo control militar israelí.
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