
Vehículos militares chinos transportan el misil balístico hipersónico DF-17, Pekín
EE.UU. cancela varios programas de misiles hipersónicos y da por perdida la carrera que lideran China y Rusia
Mientras los programas de desarrollo de misiles hipersónicos ofensivos se estancan, la detección y la interceptación se han convertido en elementos centrales de la planificación de la defensa de EE.UU.
en lo que pareciera un cambio de estrategia ante la imposibilidad de remontar en la carrera por las armas supersónicas, la Marina de los EE.UU. canceló oficialmente el desarrollo de su misil hipersónico antibuques (HALO, por sus siglas en inglés) siguiendo la estela del Ejército del Aire que recientemente también canceló su propio programa hipersónico, el Arma de Respuesta Rápida Lanzada desde el Aire (ARRW).
Ambas decisiones muestran una victoria más de China y Rusia en una carrera hipersónica en la que EE.UU. definitivamente se ha quedado atrás y en el caso específico del HALO deja una brecha de seguridad peligrosa en el arsenal norteamericano en medio de las crecientes tensiones en el Indopacífico.
China, especialmente, ha hecho de las armas hipersónicas una pieza central de su modernización militar y sus nuevas armas ya influyen en las rutas de despliegue naval estadounidense en el Pacífico.
«La Armada ha cancelado la licitación para el programa de desarrollo de ingeniería y fabricación (EMD) de la guerra anti-superficie ofensiva hipersónica lanzada desde el aire (HALO) debido a las restricciones presupuestarias que impiden la puesta en marcha de la nueva capacidad dentro del calendario de entrega previsto», declaró a The War Zone el capitán de la Armada Ron Flanders.
Según funcionarios y analistas de defensa, el programa HALO de la Marina estadounidense fue víctima de varios factores: costes insostenibles, retos técnicos y la limitada capacidad de la base industrial actual para suministrar el sistema en los plazos previstos.
EE.UU. cambia de enfoque
El último informe del Servicio de Investigación del Congreso de EE.UU. (CRS), publicado el 10 de abril de 2025, describe la creciente prioridad estratégica de Estados Unidos para contrarrestar la amenaza emergente de las armas hipersónicas que representan China y Rusia.
Si bien los programas estadounidenses de misiles hipersónicos ofensivos están prácticamente estancados, la detección y la interceptación se han convertido en elementos centrales de la planificación de la defensa estadounidense, respaldadas por innovaciones tecnológicas y cooperación con aliados.

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El informe del CRS al que tuvo acceso el portal Armyrecognition, subraya que, «debido a su velocidad y perfil de vuelo, los misiles hipersónicos suponen un reto para las arquitecturas actuales de alerta temprana e interceptación. Los radares terrestres no pueden detectarlos hasta la fase final del vuelo, lo que ofrece un margen de tiempo limitado para la respuesta».
En respuesta, el Departamento de Defensa de Estados Unidos ha adoptado un enfoque de doble vía: desarrollar un nuevo interceptor diseñado para la fase de planeo del vuelo hipersónico y desplegar una constelación de sensores en órbita terrestre baja dedicada al seguimiento temprano y apoyo a la orientación.
El Interceptor de Fase de Planeo (GPI), dirigido por la Agencia de Defensa de Misiles (MDA), tiene como objetivo interceptar armas hipersónicas, cuando viajan a velocidad extrema tras separarse de su propulsor. Se espera que este sistema esté operativo en 2029 con la participación de Japón en la fabricación de los componentes de propulsión.
Paralelamente, EE.UU. está desarrollando el programa de Sensores Espaciales de Rastreo Hipersónico y Balístico (HBTSS). Estos satélites de órbita baja tienen como objetivo detectar con antelación las amenazas hipersónicas, rastrear sus trayectorias continuamente y proporcionar datos de orientación en tiempo real.
La dotación presupuestaria para estos programas para el año fiscal 2025 es de 182,3 millones de dólares asignados a programas de defensa hipersónica y 76 millones de dólares para HBTSS.
En conjunto, estos programas reflejan un cambio de enfoque, priorizando armas defensivas en lugar de competir por las ofensivas. Actualmente, Estados Unidos no cuenta con ningún sistema operativo capaz de interceptar misiles hipersónicos en vuelo y tanto las armas hipersónicas rusas como las chinas se consideran amenazas significativas, en particular porque algunas pueden portar cargas nucleares.