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Groenlandia es un país rico en minerales y tierras raras

Groenlandia es una zona rica en minerales y tierras rarasAFP

El plan de la UE para buscar en los confines del mundo los minerales con los que competirle a EE.UU y China

Hoy en día, se considera que China concentra más del 90 % de la producción mundial de tierras raras y también gran parte del refinado de litio, grafito y cobalto

En estos primeros meses de regreso en la Casa Blanca, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha tenido muchas preocupaciones y obsesiones, pero una de las más grandes ha sido la búsqueda por acceder a minerales estratégicos, como las tierras raras, con los que poder competirle a China en el medio plazo, y que el gigante asiático no se quede completamente solo en la carrera por la hegemonía mundial.

Esta búsqueda fue una de las razones, por ejemplo, que llevaron a Trump a empujar a Zelenski y Putin a comprometerse a un acuerdo de paz y que le permitió firmar —en un segundo intento tras el famoso encontronazo en la Casa Blanca— un acuerdo para acceder a los minerales y las tierras raras de Ucrania, como requisito para ofrecer futuras garantías de seguridad a Kiev.

Mientras Estados Unidos avanza, la Unión Europea parece estar quedándose atrás, inmiscuida en sus quehaceres y desatendiendo cuestiones vitales para el futuro. O eso parecía. Desde el pasado mes de junio, Bruselas ha puesto en marcha un ambicioso plan que se extiende a los cinco continentes, y que tiene el objetivo de garantizar el acceso a los minerales críticos que alimentan la energía renovable, la tecnología punta y la defensa. Este anuncio, realizado el pasado 4 de junio por Stéphane Séjourné, vicepresidente y responsable de Estrategia Industrial de la Comisión Europea, llegó poco después de que Pekín impusiera nuevas restricciones a la exportación de minerales esenciales.

Pese a sus intentos, la UE se enfrenta a una tarea casi imposible. Hoy en día, se considera que China concentra más del 90 % de la producción mundial de tierras raras y también gran parte del refinado de litio, grafito y cobalto, metales sin los cuales no pueden fabricarse baterías, turbinas eólicas o semiconductores. En Bruselas, el objetivo, ambicioso y aun así seguramente insuficiente, es controlar, para 2030, al menos el 10 % de la producción y el 40 % del procesamiento de minerales críticos.

De cara a lograrlo, Bruselas ha seleccionado 13 proyectos que se reparten de forma estratégica. Por ejemplo, buscará extracción de grafito en Ucrania y Kazajistán, litio en Brasil, tierras raras en Sudáfrica y Malawi, cobre en el Ártico noruego y wolframio en el Reino Unido. También Groenlandia, un territorio en la mira de Trump por su riqueza en estos minerales —el presidente norteamericano ya ha amenazado en más de una ocasión con anexionársela—, figura en esta lista. En total, las propuestas se expanden a los cinco continentes, pasando desde Brasil hasta Nueva Caledonia.

China controla el 70 % de las tierras raras del mundo

China controla el 90 % de las tierras raras del mundo

Dentro de esta estrategia, también se encuentran los aprendizajes que la Unión Europea ha sacado de la guerra en Ucrania y es que, desde que comenzó la invasión rusa en 2022, Bruselas se ha adentrado en una costosa y urgente reconfiguración de su suministro energético como consecuencia de depender de un único proveedor. Ahora, buscando aislar a Moscú por culpa de las acciones de Putin, con Pekín limitando el suministro de insumos básicos y Trump reforzando su política proteccionista, a la UE le ha tocado sacar a los exploradores y descubrir todos los territorios del mundo que le puedan ayudar a sobrevivir en esta tarea. La incógnita aquí no es solo si Europa conseguirá reducir su dependencia, sino si podrá hacerlo a tiempo.

Desde Pekín, Xi Jinping tiene su estrategia muy clara. Reducir al mínimo el suministro de insumos básicos a las industrias clave y forzar a los líderes mundiales —en especial a Estados Unidos, con la UE casi que ni cuenta— a negociar en una posición de debilidad. Por eso desde Bruselas se empeñan en reducir esa dependencia que, según denunció Séjourné, «se expande por encima del 100 %».

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