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24 de abril de 2024

Pavel Antov, oligarca ruso

Pavel Antov, oligarca rusoVK

Pavel Antov (1957-2022)

Otro oligarca ruso que se cae por la ventana

Prototipo de las élites locales putinianas, amasó una fortuna en el sector cárnico al tiempo que ejercía de diputado

Pavel Antov obituario
Nació el 22 de diciembre de 1957 en Voskresensk (Rusia) y falleció el 24 de diciembre de 2022 en Rayagada (Distrito de Odisha, India).

Pavel Gendríkovich Antov

Examigo de Putin

De trayectoria variopinta –militar, psiquiatra, empresario y político– medró en los negocios cárnicos hasta alcanzar una fortuna que la edición rusa de Forbes cifró en 156 millones de dólares.

Esta vez la misteriosa muerte ha tenido por escenario el hotel de una región oriental de la India. El Sai International de Rayagda, Odisha, para ser más precisos. La única información comprobada es la caída, desde un tercer piso, que acabó, el pasado 24 de diciembre, con la vida de Pavel Antov, diputado –por la formación putiniana Rusia Unida– de la asamblea regional de Vladimir y exitoso empresario del sector cárnico. Tres días antes, Antov había celebrado su sexagésimo quinto cumpleaños.
Según el director del establecimiento, el ruso estaba muy deprimido por la muerte, acaecida dos días antes y oficialmente provocada por un ataque al corazón, de su amigo y compañero de viaje, Vladimir Bidenov. Este último fue encontrado dos días antes inconsciente en su habitación, rodeado de botellas de vino vacías. Un deceso que también sigue sin aclararse.
La diferencia estriba en que la dimensión profesional y política de Antov superaba con creces a la de Bidenov. La línea principal de la investigación apunta a un mensaje difundido el pasado julio en las redes sociales en las que Antov criticaba la deriva de la situación militar en Ucrania.
Más precisamente, el ataque de un misil ruso contra un bloque de viviendas de Kiev, que causó la muerte de un hombre y heridas a su hija de siete años y a su madre. Un mensaje de WhatsApp enviado desde la cuenta de Antov describía cómo sacaron a la familia de entre los escombros: «Es extremadamente difícil llamar a todo esto otra cosa distinta al terror», se pudo leer.
A Antov le faltó tiempo para borrar el mensaje –que ya había sido ampliamente difundido– y rectificó en dos etapas. La primera, una declaración de adhesión inquebrantable a Vladimir Putin y a la «operación militar especial» en Ucrania; la segunda fue una confusa explicación sobre un hipotético pirateo de su cuenta en la conocida red social.
Pero él mismo era el primero en saber cuáles son las implacables reglas que rigen dentro del régimen al que tan fielmente sirvió: hay errores que difícilmente se perdonan por muy involuntarios que hayan sido. Era imposible que ignorara esas reglas un personaje de cuya trayectoria se desprende que era un prototipo de la élite –local en este caso– que ha medrado tan en las estructuras putinianas.
Antov había nacido en 1957 en Voskresensk, municipio cercano a Moscú y empezó por la vía castrense: graduado de la Academia Médica Militar de San Petersburgo en 1985, posteriormente se decantó por la psiquiatría, dirigiendo instituciones médicas en Vladimir; hasta que soplaron los vientos de la perestroika y sintió la llamada de los negocios.
Sus inicios fueron en el comercio de cristal y en una red de casas de empeño. En 2000, fundó el conglomerado cárnico «Vladimir Standard», cuya facturación experimentó un desarrollo vertiginoso, al tiempo que conseguía un escaño en la asamblea del óblast de Vladimir. Negocios a la sombra del poder y sin ningún escrúpulo. Difícilmente su trayectoria pudo ser más putiniana.
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