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25 de abril de 2024

HorizonteRamón Pérez-Maura

El Gobierno da un golpe de Estado

Según el presidente del Gobierno están pagando «justos por pecadores». Así que ya hemos olvidado el principio de que las sentencias de la Justicia no se discuten. Simplemente se cumplen. Esta vez sí se discute y mucho. Y lo menos que podría decir Sánchez es quiénes son los «pecadores» en este caso

Actualizada 01:30

Todos sabemos que la democracia se funda sobre una división de poderes entre tres instituciones: el Poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Ayer tuvimos más de una prueba evidentes de que el Gobierno de la nación no respeta el poder judicial. Y eso, en una democracia es una forma de dar un golpe de Estado. Porque el golpe no sólo se da cuando se asalta el Congreso pistola en mano como hizo Antonio Tejero. El golpe también se da cuando no se reconoce la autoridad del Poder Judicial.
El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, dio una rueda de prensa en el palacio de la Moncloa en la que anunció la intención del Gobierno de incumplir la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que obliga a que al menos un 25 por ciento de la enseñanza sea en castellano. El poder Ejecutivo anuncia sin rubor que va a ayudar a incumplir las sentencias de ese tribunal que han sido confirmadas por el Tribunal Supremo. Es decir, como el Supremo defiende el interés de todos los españoles y la Generalidad sólo apoya el interés de quienes son sus votantes, el Gobierno de Sánchez se apunta a las tesis que defienden los independentistas. Verdaderamente notable.
Pero no acaba ahí la cosa. Horas más tarde vimos a Sánchez muy ufano en Varsovia. A mí me divierte mucho verlo abrazándose a un primer ministro al que hace solo unas semanas descalificaba acusándolo de ser de extrema derecha y de enemigo de la Justicia. Pero ahora sabemos que el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, y Pedro Sánchez tienen el mismo respeto por la Justicia. Muy poco. Y eso que Morawiecki pertenece al partido Ley y Justicia que encabeza Jarosław Kaczyński que no es exactamente un partido de centro. Pero después del apoyo que Biden ha dado a Polonia, urgía ir a demostrar que nosotros también estamos con Varsovia. Con un poco de suerte, quizá antes de fin de año Sánchez tenga a bien visitar al mayor aliado de Polonia, la Hungría de Viktor Orbán.
Pero lo más interesante de la rueda de prensa de Sánchez fue su defensa de Chaves y Griñán. Según el presidente del Gobierno están pagando «justos por pecadores». Así que ya hemos olvidado el principio de que las sentencias de la Justicia no se discuten. Simplemente se cumplen. Esta vez sí se discute y mucho. Y lo menos que podría decir Sánchez es quiénes son los «pecadores» en este caso. Con la perspicacia que me caracteriza deduzco que los justos son los condenados Chaves y Griñán. Según nos bombardea el entorno mediático del Gobierno, ambos son buenos hombres y eso es un eximente total en una causa penal. Yo no discuto si son buenas personas o no, algo que no se como se valora en el Código Penal. Lo que sí sé es que, aunque se pasaran los fines de semana haciendo voluntariado en Cáritas diocesana en Sevilla, sus ilegalidades al frente de la Junta no se compensan con ser ciudadanos solidarios. Como decíamos ayer, el que el dinero robado se empleara para el mantenimiento del PSOE en el poder no exime a Griñán de ir a la cárcel. La malversación de fondos se hizo bajo su mando.
Sánchez está intentando dar un golpe de Estado al enfrentar la fuerza del poder ejecutivo con la del poder judicial. Yo espero que el poder judicial, por medio del Supremo, exija ahora al PSOE la devolución de esos 680 millones de euros. Porque si no lo hacen, yo creo que sería una prevaricación evidente: amparar un robo del que se sabe quién es el culpable. Eso todavía está por ver. En cambio, el golpe de Estado de Sánchez está en plena ejecución.
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