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01 de mayo de 2024

GaleanaEdurne Uriarte

El peligroso político ciego

El relato de la pacificación de Cataluña parece agotado tras los indultos, a lo que se suma un acusado rechazo a Sánchez entre una buena parte de la población

Actualizada 01:30

¿Estaría España en esta situación política, pendiente de un pacto con golpistas contra la Constitución, si el líder del PSOE no fuera Pedro Sánchez? Probablemente no; ni siquiera habría ocurrido la moción de censura de 2018, con un partido lleno de corrupción, el PSOE, que se alió con partidos nacionalistas igualmente manchados de corrupción, para echar al PP «por corrupción». Hacía falta un político en la cima del cinismo, de la mentira y de la falta de escrúpulos para liderar eso, y ese era Sánchez, y ese es el Sánchez que lidera lo de ahora.
Es el peligroso político ciego del que hablaba el ex primer ministro francés Édouard Balladur en un excelente libro sobre el poder (Maquiavelo en democracia, 2008), que reviso estos días mientras escribo sobre Francia para mi nuevo libro. Es el político, decía Balladur, al que el poder alimenta un sentimiento de superioridad desde el que cree todo le está permitido. Para conseguir sus fines, poco le importan los medios: sobrentendidos, noticias falsas, manipulaciones de la prensa, eliminación de rivales sistemáticamente burlados, despreciados, aniquilados.
La estructura jerárquica del partido, imprescindible para un funcionamiento eficaz, complementa lo anterior, con hombres y mujeres inteligentes que acatan las órdenes del peligroso político ciego por miedo a perder sus cargos y por deseo de mantener la pertenencia al grupo. Humillados y arrastrados para decir que el discurso de Aragonès en el Senado exigiendo amnistía, referéndum y condonación de la deuda de Cataluña ha sido muy positivo porque no ha roto la negociación de la investidura.
¿Y los votantes socialistas? ¿Pueden tragar con esto? Y aquí viene el papel de los sentimientos frente a la razón, que brillantemente analizaba Balladur. La honestidad y el realismo son útiles, pero no generan entusiasmo, no se hace soñar al pueblo diciéndole solo la verdad, la adhesión está en el nivel del sentimiento, no en el de la razón, escribía Balladur. Y puede ocurrir que la gente confíe su destino a un mentiroso redomado, a un reconocido embaucador, a un tramposo nato, escribió también Balladur sin conocer aún a Sánchez. Porque el pueblo necesita creer, escapar de la realidad, negarla. Son los sentimientos frente a la razón, hábilmente manipulados y dirigidos por un mentiroso redomado y cegado por el poder.
Pero como sabe cualquier buen conocedor de la política, lo más importante son las circunstancias, y así lo explicaba Balladur con los ejemplos de los diferentes triunfos electorales en Francia. En 2018, las circunstancias eran favorables para colar a la sociedad española la mentira de la moción de censura contra la corrupción. Una mezcla de larga manipulación política sobre la corrupción y el PP, más el enfado en una parte de su propio electorado, crearon las circunstancias favorables para que aquello funcionara.
Pero hoy las circunstancias no parecen ya favorables para la nueva farsa del pacto por el bien de España con Puigdemont, Junqueras y Otegi. El relato de la pacificación de Cataluña parece agotado tras los indultos, a lo que se suma un acusado rechazo a Sánchez entre una buena parte de la población. Quedan su ceguera de poder y las necesidades de un delincuente, pero ya no hay relato. Y un pacto de esa naturaleza sin relato puede ser suicida para el PSOE.
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