Pues no la tengo
Porque también entre los cooperantes multilaterales y unilaterales la malanga tiene sus detractores, y no comprendo sus argumentos. Lo único cierto del caso es que no he pegado un ojo incapacitado por la sorpresa
Su Majestad la Reina ha lanzado un reto muy difícil de asumir. En mi caso particular, reconozco que no me atrevo. «Quien tenga una idea mejor que la cooperación unilateral, que venga y lo diga». Durante toda mi vida he sido partidario y defensor de la cooperación multilateral, pero no sabría explicar los fundamentos de mi defensa, con lo cual renuncio a levantarme y decirlo. Tengo amigos, partidarios de la cooperación unilateral, bilateral y triateral, que se han llevado un chasco, como decía en mi juventud una amiga venezolana, guapísima, que mandó a su novio a paseo aun siendo hijo de un millonario al que le manaba el petróleo desde las orejas. «Pues sí, se ha llevado un chasco muy disgustoso y ya no me seduce la malanga». Porque también entre los cooperantes multilaterales y unilaterales la malanga tiene sus detractores, y no comprendo sus argumentos. Lo único cierto del caso es que no he pegado un ojo incapacitado por la sorpresa.
En una entrevista en el semanario taurino El Ruedo le preguntaba un sagaz periodista al rondeño insuperable Antonio Ordóñez. «Maestro, ¿preparado para Madrid?». Y el rondeño respondió en clave unilateral: «Fioshura esgrimas zum». Claro que, en aquellos tiempos, no era sencillo dedicarse a la cooperación multilateral, porque privaba la unilateral, entre otras razones, porque salía más barata cualquier modalidad de cooperación o ayuda social.
Recuerdo la imagen del enfrentamiento entre unilateralistas y multilateralistas que terminó a gorrazos dado el cariz que tomaba la protesta. Hubo detenidos y después de pagar una multa fueron puestos en libertad, no sin ser advertidos del castigo que les esperaba si reincidían en su violento proceder –¿Qué tipo de cooperación les dejó en libertad? Fue decisión del jefe de la Policía de Buena Vista, y por ello, una decisión unilateral y posiblemente equivocada, pero el retorno a los hechos resulta muy complicada e improbable.
Por ello, Señora, no puedo ni debo levantarme y defender el multicooperativismo. Y se lo digo con todo respeto y medida, tal como Su Majestad merece.
Pero no me atrevo, y mucho que lo siento.