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Cosas que pasanAlfonso Ussía

La Teba de Koldo

Lo que jamás había visto ni figurado es una Teba azul celeste como la que llevaba Koldo en su visita al juez. Y hecha a medida, porque no hay Tebas del tamaño de nuestro distinguido proveedor de palomitas para sí y para Ábalos, y sólo es un principio lo que sabemos, lo que los cursis dicen 'la punta del iceberg'

Los jueces están en lo suyo, en lo fundamental. Evitar que unos pocos españoles nos sigan robando y yéndose de rositas. Me dijo mi querido y añorado catedrático de Penal, José María Stampa Braun, que nada había más fácil que delinquir y pocas cosas tan complicadas y enmarañadas que demostrar el delito. Si Ábalos y Koldo caen, se derrumbarán el jefe de la banda y su Cristina Kirchner. Mi intención es la de honrar a un viejo amigo, que podía ser cronológicamente mi abuelo, y al que quise mucho en los últimos años de su vida, siempre con mi tío Santiago Muguiro, con Jaime Arión, con Rafael y Andrés Castillo, y teniendo como sede de nuestras tertulias el 'Balmoral' de Jacinto San Feliú, fundador también del 'Bodegón'. Y me refiero a Carlos –Bunting– Mitjans, conde de Teba, extraordinario deportista, e inventor de las chaquetas de campo que llevan su nombre, las Teba.

Buscó y analizó, y terminó encontrando en la gran camisería barcelonesa 'Bel y Cía' la chaqueta más cómoda y vendida de los últimos lustros, al principio siempre con tonos oscuros o camperos y una multitud de seguidores e imitadores. En una camisería de las 'Burlington Arcade' de Londres las confeccionan y venden como si fuera suya la propiedad de su creación, pero ya se sabe cómo son los ingleses, que mientras les compras unas corbatas ellos se quedan con Gibraltar sin ánimo de devolución.

Lo que jamás había visto ni figurado es una Teba azul celeste como la que llevaba Koldo en su visita al juez. Y hecha a medida, porque no hay Tebas del tamaño de nuestro distinguido proveedor de palomitas para sí y para Ábalos, y sólo es un principio lo que sabemos, lo que los cursis dicen 'la punta del iceberg'. Con esa Teba y una mochila pretendía Koldo ingresar en la cárcel, lo que llevó al juez a darle un plazo de arrepentimiento no sólo por sus fechorías, sino por usar una Teba con esas hechuras y un azul ardiente de postal de Menorca. Ya le ha advertido que, de no colaborar con la Justicia es muy probable que su Teba azulina termine sus días en la sombra, y cantará. Vaya si cantará. Hasta el último do de pecho, porque si algo ha demostrado el Copito de Nieve vasco es que de tonto no tiene un pelo.

De ahí que me ocupe de la zona más cutre del caso. Creo en la Justicia, aunque en España algunos sinvergüenzas tengan la oportunidad y el privilegio de pitorrearse del juez en su cara y en sede judicial, como la elegante dama de las saunas. El conde de Teba no merece el insulto cromático de Koldo. Llevar una Teba requiere un respeto, y al conde de Teba no le falta al respeto nadie, si yo puedo evitarlo. Por ello, solicito al juez que añada una semana más de prisión por atentar contra el hombre que, sin pretenderlo, fue el más elegante de España.

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