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Cosas que pasanAlfonso Ussía

La currutaca de oro

Recibir un cuarenta por ciento más de premios cuando se tiene la influencia que concede la dirección del Instituto Cervantes no es comparable con cualquiera. Lo cierto es que el viudo de Atocha no ha conseguido ni entrar en la Real Academia, ni el Mariano de Cavia, ni el César González-Ruano...

Act. 23 nov. 2025 - 09:56

No recuerdo si fue Chicho Ibáñez Serrador o Antonio Ozores el que instauró el premio de la Currutaca de Oro. Leo en El Debate que, durante el tiempo que el juntaletras mediocre de García Montero ha desempeñado la presidencia del Instituto Cervantes, ha ganado un cuarenta por ciento más de premios que cuando era un rapsoda, vulgar, y de capacidades mínimas para alcanzar la calidad poética.

Creo honestamente que un alto cargo de la cultura –y la dirección del Instituto Cervantes lo es–, no debería entrar en el juego de los premios. Entre las comidas de agasajo a sus jurados. Ese cargo está por encima de todo, pero al poeta viudo todo eso le importa un pito. Su único objetivo es infectar la Real Academia Española para entrar con su banda de analfabetos en nuestra tricentenaria institución. Es decir, que sólo le falta como premio la Currutaca de Oro. Invistiéndome de los espíritus cachondísimos de Chicho y Antonio, me considero legalmente autorizado para concedérselo al poeta –por llamarlo así– del Partido Comunista.

Recibir un cuarenta por ciento más de premios cuando se tiene la influencia que concede la dirección del Instituto Cervantes no es comparable con cualquiera. Lo cierto es que el viudo de Atocha no ha conseguido ni entrar en la Real Academia, ni el Mariano de Cavia, ni el César González-Ruano, ni el resto o las migajas de los premios que no se piden, que se otorgan.

La Currutaca era como una especie de alcachofa absurda, pero que correspondía exactamente a las ganas de reírse del mundo de los poderosos de Chicho y de Antonio. Es por ello que, reunido yo mismo, después de largas discusiones y un debate muy agrio, hemos decidido, mi persona y yo, concederle la Currutaca de Oro permanente al complicado individuo que seguirá vigente en el Instituto Cervantes hasta que todo el resto de palurdos, de corruptos, y de bolsillos del Estado llenos, para mantener su cargo.

Y de ahí, que en un arranque de valentía, haya decidido que sólo él merece la Currutaca. Con lo cual, voy a añadir un premio más de estos de broma, en su curriculum vitae.

Luis García Montero. No me considero en deuda. Ha sido un premio justamente atribuido porque usted, el chico, como viudo, como escritor y como poeta, es un auténtico desastre.

La Currutaca está diseñada para colocarla al lado del aparato de televisión. Disfrute de su belleza.

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