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GaleanaEdurne Uriarte

Fue un asalto a la democracia

Cada nuevo dato conocido nos ratifica que la moción de censura fue un asalto a la democracia

La moción de censura fue un asalto a la democracia, y la entrada en prisión de Ábalos y Koldo no hace más que ratificar la ilegitimidad de aquella operación. Si lo que sabemos de la moción se refiriera a otro país, nadie tendría dudas. Aquí, tan solo la confluencia de intereses de los beneficiados, más la ceguera emocional de algunos votantes explican la persistencia en la negación, en la negación de lo que fue una gran operación fraudulenta para expulsar al PP del poder.

Pongamos, por ejemplo, que hablamos de Alemania, ya que su presidente, Frank-Walter Steinmeier, acaba de visitar España y nuestro Congreso. E imaginemos que un canciller y un Gobierno de la CDU-CSU son expulsados del poder por una moción de censura de los socialistas aliados con independentistas bávaros, con comunistas y con exterroristas no arrepentidos de la Baader-Meinhof. Con una defensa de la moción basada en una frase alusiva a la corrupción de CDU-CSU, anulada más tarde por el alto tribunal de ese país, por ser una falsedad.

Pero añadamos el conocimiento posterior de que el núcleo del nuevo canciller socialista que negoció la moción de censura está en la cárcel por graves acusaciones de tramas de corrupción que empezaron antes de la moción. Que el portavoz de la moción, el que exigió la marcha del canciller democristiano en nombre de la lucha contra la corrupción, acaba de ingresar en la cárcel por corrupción. Que negociaron la moción en reunión secreta con un exterrorista de la Baader-Meinhof, que también negociaron la moción con los independentistas bávaros a través de una red de empresarios corruptos vinculados a socialistas y nacionalistas. Y, aún más, que una buena parte de los independentistas bávaros eran golpistas huidos de Alemania o juzgados por el Supremo, y que los socialistas alemanes pactaron con ellos la amnistía para todos sus delitos.

En definitiva, que la moción fue una negociación entre tramas de corrupción, exterroristas e independentistas golpistas que odian a Alemania. Y que los votos de todos ellos fueron negociados a cambio de amnistías para golpistas, excarcelaciones para terroristas y presuntos favores económicos. Esto, en Alemania y en toda Europa, sería considerado un asalto a la democracia, y no cabría imaginar que el canciller socialista siguiera aún al frente del Gobierno.

Pero estamos en España y en una aberrante confluencia de intereses entre izquierda, exterroristas e independentistas que odian a España. Y que aún tienen el descaro de mostrar indignación cuando se les señala la ilegitimidad de aquella moción de censura. Si lo que sabíamos en los primeros meses ya apuntaba a esa ilegitimidad, hoy es clarísima. Por eso, cuando el otro día el presidente socialista de Alemania nos hablaba en el Congreso del peligro que acecha a Europa con los populistas y extremistas que no respetan la ley y que quieren destruir la democracia, pensé que nos hablaba de Pedro Sánchez y de su Gobierno. Y eso que no mencionó la corrupción ni la moción de censura originaria. Yo diría que hasta un socialista alemán lo llamaría asalto a la democracia.

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