Un médico y un radiólogo discuten el diagnóstico en unos monitores que muestran resultados de las exploraciones del cerebro
Uno de los recursos más prometedores contra el cáncer, a punto de desaparecer: «Solo queda una cucharadita»
El astato puede llegar a descomponerse por completo en cuestión de horas, lo que genera un grave problema para la ciencia, dada su importancia en la investigación médica avanzada
Desde que hay registros, la humanidad ha consumido y agotado una infinidad de recursos naturales, incluyendo la fauna, así como distintos tipos de combustibles y minerales. Esta realidad no es única de tiempos pasados, ya que está previsto que de cara a 2060 el consumo mundial de recursos naturales aumente un 60 % en comparación con los niveles de 2020.
Tal como detalla el informe Perspectivas de Recursos Globales 2024 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) de Naciones Unidas, esta explotación de los recursos del planeta podría derivar en una triple crisis planetaria –climática, de biodiversidad y contaminación–.
«Ya no se trata de si es necesaria una transformación hacia un consumo y una producción sostenibles de recursos a escala mundial, sino de cómo hacerla realidad urgentemente», afirmaron Janez Potočnik e Izabella Teixeira, copresidentes del International Resource Panel (IRP).
De hecho, tal es este volumen explotador que nos encontraríamos a punto de perder uno de los minerales más raros e importantes para la investigación científica: el astato. Proveniente del griego astatos –que significa «inestable»–, este material fue identificado por primera vez en 1940 al bombardear bismuto con partículas alfa y sintetizado posteriormente por los científicos Dale R. Corson, K. R. MacKenzie y Emilio Segrè, de la Universidad de Berkeley (California). Ahora, tal como recoge una investigación publicada en el portal finlandés PPVAK, nos encontraríamos ante uno de los minerales más escasos y efímeros del panorama actual, capaz de «desaparecer en cuanto se crea».
Tabla periódica
Tal como destacan los distintos expertos, la duración del astato puede variar. Su vida media puede ir desde las siete horas en el mejor de los casos hasta ser una cuestión de segundos, lo que genera un grave problema para la ciencia, dada su importancia para la investigación médica avanzada. En concreto, este elemento se ha considerado clave en lo que al tratamiento del cáncer se refiere, ya que tiene la capacidad de destruir células cancerosas con gran precisión sin afectar a los tejidos circundantes gracias a la emisión de partículas alfa.
Sin embargo, el gran problema que surge con este elemento es que su presencia en la corteza terrestre sería dramáticamente limitada. Sumando cada uno de los posibles restos del mineral, podrían existir unos 20 gramos de esta sustancia en la corteza terrestre, una cantidad menor a «una cucharadita de sal».
Sin presencia en la naturaleza
De entre todas las curiosidades que rodean a este material destaca el hecho de que a pesar de ser un elemento con un alto grado de radioactividad, no se encuentra en nuestro planeta manera estable al contrario que otros elementos como el plutonio.
Por ello, encontrar rastros naturales del astato se ha convertido en una misión prácticamente imposible, convirtiéndose así en uno de los materiales más inestables y enigmáticos de todo el planeta.