Fundado en 1910
Análisis económicoJosé Ramón Riera

Las bajas se disparan un 171 % desde que llegó Sánchez al poder

Si las cifras de absentismo continúan creciendo al ritmo actual, la sostenibilidad de la Seguridad Social se verá aún más comprometida

Me consta que el absentismo laboral es una de las grandes preocupaciones que existen en este momento en el mundo empresarial y uno de los grandes costes que pagan los empresarios, que también termina recayendo en la Seguridad Social.

Parece que todos los colectivos sociales prefieren mirar para otro lado en lugar de realizar un profundo análisis de lo que está sucediendo con esta variable que quizás hace unos años era soportable, pero que en este momento se ha disparado de forma increíble, hasta niveles inaguantables.

La mayor factura del absentismo laboral que mide el tiempo en que los trabajadores no acuden a su puesto de trabajo cuando deberían hacerlo según su contrato y que incluye ausencias justificadas y no justificadas es, sin duda, la Incapacidad Laboral Temporal.

Según el Informe de Adecco sobre Absentismo Laboral 2023–2024: «La Incapacidad Temporal por contingencias comunes supone alrededor del 75 % al 90 % del total de horas no trabajadas por absentismo en España.»

Randstad Research en su Informe Trimestral sobre Absentismo Laboral (2023–2024) dice que: «Más del 80 % del absentismo laboral se debe a bajas médicas, principalmente por enfermedad común.»

Incluso el Ministerio de Trabajo y Economía Social y el Instituto Nacional de Estadística (INE) en su Encuesta Trimestral de Coste Laboral, aunque no da el porcentaje exacto, distingue claramente entre, horas perdidas por Incapacidad laboral Temporal (ILT), las horas perdidas por permisos, huelgas y otros y en sus microdatos, la ILT representa la gran mayoría de las horas de ausencia registradas.

El gran problema es que los primeros 15 días es el empresario al que le toca pagar y es a partir de ahí cuando el coste lo asume la Seguridad Social, pero las cotizaciones sociales siguen corriendo a costa del empresario, que en procesos largos además tiene que sustituir al trabajador a su coste.

Si ahora pensamos que los costes por ILT se ha disparado un 171 % para la Seguridad Social, también se han disparado los costes para los empresarios que son los que al final pagan los problemas de las bajas médicas de larga duración. Los últimos datos oficiales es que en el primer semestre se han iniciado 5.022.425 de procesos de ILT cuando en todo el 2024 la cifra ascendió a 9.262.614 casos.

Hoy lo que les voy a mostrar es lo que tiene que pagar la Seguridad Social por este concepto, que como vamos a ver, es uno de los costes que más crece dentro de los gastos totales de este organismo, el mayor deficitario de nuestro país:

Hasta agosto de 2018, recién aterrizado en La Moncloa Pedro Sánchez, la Seguridad Social tuvo que pagar 4.337 millones de euros, desde entonces la cifra no ha dejado de subir excepto en un año. En 2019 antes de la pandemia, la cifra sube un 36,7 %, con la pandemia, la cifra se va hasta los 7.443 millones con una subida del 25,5 % con respecto a 2019.

Desde entonces, la ILT sube y sube y sube excepto en 2023 que prácticamente se repite la cifra. Estos dos últimos años ha crecido la cifra un 17,6 % en 2024 y en lo que va de año un 12,7 % más.

En valor absoluto este año llevamos pagado 11.742 millones de euros que supone un 171 % más que lo que se pagó hasta agosto de 2018.

Si las cifras de absentismo continúan creciendo al ritmo actual, la sostenibilidad de la Seguridad Social se verá aún más comprometida. No olvidemos que este organismo ya arrastra un déficit estructural que superará los 50.000 millones de euros, y que los gastos por ILT se han disparado un 171 % desde 2018. En paralelo, miles de empresas, especialmente las pequeñas y medianas, están soportando el coste directo de las bajas médicas, pagando cotizaciones por trabajadores ausentes y asumiendo la sustitución de personal sin compensación real.

El efecto es doblemente perverso, se encarece el empleo y disminuye la productividad. Cada baja prolongada implica menos horas trabajadas, más gasto público y menos competitividad.

Sé que me estoy metiendo en un charco que nadie quiere pisar, pero resulta urgente revisar el modelo de gestión de la Incapacidad Laboral Temporal. No se trata de recortar derechos, sino de garantizar su uso responsable, mejorar los controles médicos, acelerar las inspecciones y proteger tanto al trabajador honesto como al empresario que cumple.

Seguir mirando hacia otro lado, tal como está haciendo el Gobierno, e incluso la CEOE, que debería estar poniendo el grito en el cielo, sólo nos llevará a un escenario en el que el sistema se haga financieramente insostenible.

comentarios
tracking

Compartir

Herramientas