
valduero
Estilo de vida
Un vino brujo para la noche de San Juan
Para saltar las hogueras de San Juan, no lo dudes, el blanco de Valduero es tu pócima sagrada
Vale, los romanos no son los celtas que hacían del solsticio de verano –y que casi coincide con nuestro San Juan– una fiesta pagana de purificación en torno al fuego y al agua, pero sí que son los culpables de que el vino brujo de esta noche sea el blanco de la uva albillo con la que poblaron de viñas las tierras que baña el río Duero.
Para saltar las hogueras de San Juan, no lo dudes, el blanco de Valduero es tu pócima sagrada. Primero, porque es bajo en alcohol, pero al tomarlo fresco –hazme caso, enfríalo sin miedo en una cubitera rebosante de bloques de hielo– porque la frescura hace que la sensación alcohólica sea aún menor y el trance por la boca sea propia de los Dioses celestiales a los que esta noche nos dedicamos.
Te lo aviso con tiempo para que en el fragor de la oscuridad, con la hoguera, el crepitar de las ramas y la sensación de hermandad no te vayas a poner melancólico, pero que sepas que te estarás bebiendo una uva milenaria, que plantaron los romanos por tierras recias castellanas y ellos sí sabían de fiestas, que las llevaban a un estado superior, ya sabes; orgías y bacanales, que no es el caso de esta noche.

Vino blanco
Frescura, aromas tropicales de piña y de todo lo que tu gusto te quiera evocar, pero olvídate de lo que ya conoces porque no es nada típico. Es chisposo y tiene esa pizca de carbónico natural que es la mismísima chispa de la vida. Y hazme el favor, bébelo en copa, ancha, larga, corta, en verde, azul o transparente, como quieras pero que sea de cristal. Si me paso por tu hoguera y te veo bebiendo mi admirado y brujo blanco albillo de Valduero en un vaso de plástico, mejor que no leas mi pensamiento porque desatarás la furia del dios celta Sucellos.