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25 de abril de 2024

Diamantes de la Corona francesa adquiridos en subasta por Tiffanny

Diamantes de la Corona francesa adquiridos en una subasta por Tiffanny

Joyería

Tiffany y la compra de joyas a la realeza

El legado del fundador de la casa incluye grandes piezas adquiridas principalmente a la aristocracia europea de mediados del siglo XIX.

Charles Lewis Tiffany fue conocido como el “rey de los diamantes”, toda una autoridad en el mundo de las gemas preciosas. En sus inicios, entorno a 1848, comenzó a procurarse un buen ramillete de piezas de diversas familias reales durante las épocas de mayor agitación política.
Las singulares adquisiciones iniciales de Charles Tiffany consiguieron llevar grandes piedras preciosas a los Estados Unidos, ya que los clientes norteamericanos se podían surtir de piezas provenientes de las recién abiertas oficinas de París y Londres. 
Charles Lewis Tiffany consiguió contactar con miembros de la nobleza francesa, extendiendo su buen nombre como pagador y discreto comprador entre las familias. Y así, una tras otra, fueron entrando fabulosas piezas en sus arcas.
Retrato de Charles Lewis Tiffany

Retrato de Charles Lewis Tiffany

A su vez, la incipiente clase de banqueros e industriales adinerados que iba creciendo en U.S.A deseaba con fruición diferenciarse de los demás inmigrantes y buscadores de oro, estableciéndose una burguesía potentada representada por personalidades como el financiero JP Morgan o el político y magnate Lelan Stanford, propietario del ferrocarril del Pacífico Central, que adquirió una gran parte de las joyas de la Corona Española que Tiffany se había previamente procurado, probablemente a través de la Reina María Cristina Borbón- Dos Sicilias, exiliada en París y con una prole numerosa de su matrimonio con el duque de Riansares.
La importancia de Tiffany a nivel mundial creció durante las décadas de 1860 y 1870, sabiendo el fundador aprovechar la Exposición de París de 1867 para promocionar su casa y recibiendo incluso la Legión de Honor en Francia tras ser premiado con la medalla de oro en joyería en la Exposición de 1878 por sus exquisitos diseños y sus impecables materiales. 

El joyero de los mil y un clientes

Tiffany & Co se convirtió en joyero de muchas de las casas reales europeas, incluyendo entre sus clientes y/o proveedores a la familia real británica, la austro-húngara, la griega, la danesa, la española, los zares rusos o el Sha de Persia.
A Tiffany no se le escapaba una y se hizo con un buen botín en la gran subasta de joyas de la corona francesa que tuvo lugar en el Louvre en 1887, probablemente la mayor venta de gemas de la historia. 
Charles Tiffany contaba con muchos clientes norteamericanos sedientos de broches y aderezos para combinar con los vestidos que sus esposas encargaban en París y si las piezas venían de las casas reales de Occidente tanto más les gustaba a los miembros de la nueva “monarquía financiera” estadounidense.
Entre las mejores clientas de Tiffany estaba Kate Pulitzer, esposa del potentado editor Joseph Pulitzer, que se hizo con un collar de rivières de diamantes hecho a medida para la Emperatriz Eugenia de Montijo, española y consorte de Napoleón III. 
Caroline “Lina" Schermerhorn Astor fue una prominente socialité estadounidense de finales del siglo XIX que organizó el elitista grupo social de los Cuatrocientos.
Más tarde conocida simplemente como la señora Astor, adquirió para sí diversos adornos de ramillete de diamantes de la Emperatriz Eugenia de Montijo, estableciendo las bases del “Gilded Age” o la época del nuevo lujo norteamericano.
Una singular pieza fue el broche de diamantes y esmeraldas creado para María Antonieta por Alfred Bapst y que más tarde fue propiedad de la Emperatriz Eugenia de Montijo.
Broche que fue propiedad de María Antonieta y Eugenia de Montijo.

Broche propiedad de María Antonieta y Eugenia de Montijo.

Tiffany ha seguido comprando piezas a la corona francesa, entre otras un famoso collar creado para la Vizcondesa Harcourt. El collar tiene 28 diamantes, la mayoría provenientes del Grand Comb à Pampilles de la Emperatriz Eugenia. 
Estos diamantes los vendió en su día Tiffany a Junius S Morgan, padre del famoso banquero J.P. Morgan. De este último los diamantes pasaron a su nieta, Mary Ethel Burns en 1888, quien se convirtió en la Vizcondesa Harcourt mediante matrimonio. 
Ella encargó a Tiffany este collar con los diamantes en 1901. En 2015 se subastó este collar y Tiffany & Co. lo adquirió para formar parte de su archivo.
Más recientemente algunas casas reales, sobre todo aquellas en el exilio o las ramas menos favorecidas económicamente de algunas familias reinantes, prefieren subastar de modo más anónimo piezas en Christie’s o Sotheby’s fuera de su país de origen. 
Otros confían sus joyas a joyeros “ambulantes” que luego los venden a alguna princesa árabe o a algún millonario japonés con cash en el bolsillo, si bien en ocasiones estos comerciantes en ocasiones explican por “lo bajini” sus operaciones para ganar reputación entre sus contertulios y clientes. 
Las joyas han cambiado de manos en el mundo y en Tiffany siempre han sabido aprovechar las ocasiones para recuperar piezas únicas. Ahora que forman parte del conglomerado LVMH tendrán más ocasiones para lucir y publicitar su exquisito archivo.
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