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26 de abril de 2024

Tino Chrupalla (L) and Alternative for Germany (AfD) deputy chairwoman Alice Weidel

Tino Chrupalla y la vicepresidenta de Alternativa para Alemania (AfD) Alice WeidelEfe

Alemania

La AfD revienta el tablero demoscópico en Alemania

Por primera vez, la derecha populista iguala a los socialdemócratas de Olaf Scholz en intención de voto

La encuesta de junio del instituto Dimap ha devastado el cada vez menos apaciguado escenario político alemán: la formación de derecha populista Alianza por Alemania (AfD) iguala en intención de voto –18 puntos– al Partido Socialdemócrata (Spd) del canciller Olaf Scholz. Para la Afd supone un incremento de más de siete puntos respecto del resultado que obtuvo (10,1 % de los sufragios) en las últimas elecciones federales, celebradas hace menos de dos años. Nunca la demoscopia alemana había publicado cifras como las dadas a conocer el 6 de junio.
El establishment alemán creía tener bajo control el fenómeno representado por la Afd desde la pandemia de la Covid-19 y, sobre todo, desde el inicio de la invasión de Ucrania que, en Alemania con más fuerza que en otros países occidentales, generó un cierre de filas en torno al gobernante. Mas los duros esfuerzos energéticos realizados por el Gobierno de Scholz para adaptarse a las sucesivas tandas de sanciones contra Rusia sumada a la acogida masiva de refugiados, han terminado por pasarle factura.
Las cifras de la última encuesta son elocuentes: cuando se pregunta a los entrevistados acerca de los motivos que les impulsan a decantarse por la Afd, un 65 % invoca la inmigración descontrolada –está debatiéndose un proyecto de ley para facilitar las naturalizaciones– y un 47 %, la política energética y climática seguida por Scholz.
Este último factor está directamente relacionado con la obligación que tendrá, a partir de 2024, cada alemán: cada nuevo sistema de calefacción que se instale en los hogares deberá estar compuesto por un 65 % de energías renovables en lugar de las tradicionales energías fósiles. La medida, pergeñada por el ministro de Economía, el ecologista Robert Habeck, perjudica en mayor medida a las clases populares, muchos de cuyos votantes creen encontrar refugio electoral en la Afd.
Esta tendencia, hoy consolidada, inició su andadura el pasado octubre en las elecciones del länder de Baja Sajonia. Las volvió a vencer el Spd, que repitió coalición con la Unin Cristiano Demócrata (Cdu). Sin embargo, fueron los primeros comicios en los que la Afd experimentaba un incremento desde 2019, superando, además, el fatídico umbral del 10 % de los votos. Más interesante resulta aún el trasvase de votos hacia el populismo de derechas: 50.000 votantes democristianos optaron por votar al partido de derecha, seguidos por unos 40.000 liberales y alrededor de 30.000 socialdemócratas. Después de lo ocurrido en Baja Sajonia, ya no se podrá decir, por ejemplo, que el fenómeno protagonizado por la Afd es exclusivo de las zonas económicamente siniestradas de la antigua Alemania Oriental.
Queda, asimismo, la incógnita de las conclusiones que se podrían desprender de la encuesta de Dimap a nivel federal, liderada por la Cdu de Friedrich Merz –el viejo rival de Angela Merkel– con un 29 % de intenciones de voto. Sumando esa cifra a los 18 % que el estudio demoscópico atribuye a la Afd, ambas formaciones podrían conformar una mayoría amplia en el próximo Bundestag, siempre que se mantenga la tendencia. Pero todavía sigue vigente el «cordón sanitario» al que el resto de partido someten a la Afd, Cdu, incluida. Sin ir más lejos, en Baden-Württemberg, los democristianos son socios minoritarios de un Gobierno encabezado por los Verdes.

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