Fundado en 1910

24 de abril de 2024

Michel David Weill

Lazard

Michel David-Weill (1932-2022)

Un banquero a contracorriente

Como sus antepasados, mantuvo a Lazard en la élite mundial de la banca de negocios; pero sin aumentar su tamaño. Una proeza

Michel David Weill icono
Nació en París el 23 de noviembre de 1932 y falleció en Nueva York el 16 de junio de 2022

Michel David-Weill

Presidió Lazard Frères desde 1975 a 2005.

Michel David-Weill satisfacía todos los requisitos del heredero de dinastía financiera: la suya, la de la Banca Lazard Frères, hunde sus raíces en 1844, año en que tres hermanos procedentes de Lorena y emigrados a Estados Unidos, Alexandre, Élie y Simon Lazard, fundaron en Nueva Orleans una empresa destinada a importar productos desde Francia.
Cuatro años más tarde, gracias a la fiebre del oro desatada en California y a la llegada a esa tierra de su primo hermano Alexandre Weill, fueron paulatinamente orientando su actividad hacia los servicios financieros, y convirtiendo a la marca en un referente de la banca de negocios. A día de hoy, lo sigue siendo.
Los vaivenes genealógicos hicieron recaer la dirección de la entidad en los David-Weill, descendientes de Alexandre Weill. El padre de Michel, Pierre David-Weill, asumió la presidencia durante la mayor parte del siglo XX, hasta su muerte en 1975.
Cuando fue sucedido por su hijo, éste ya contaba con una larga experiencia, iniciada en 1956, de la que empezó a hacer uso en las entonces incipientes ofertas públicas de adquisición y operaciones de fusión adquisición, de las que se convirtió en un experto, situando a Lazard en actor imprescindible de muchas de ellas.
Sobre todo en las que acaecían en Nueva York, París o Londres, las tres principales sedes de Lazard, a la que también hizo intervenir en episodios más políticos como la quiebra del municipio de Nueva York.
Pese a su condición de heredero, tuvo que batallar contra otros altos ejecutivos de Lazard para no perder su poder. Y supo exhibir supremacía: a Felix Rohatyn, futuro embajador de Estados Unidos en Francia en tiempos de Bill Clinton, llegó a regalarle un cuadro de Monet por su cumpleaños poco antes de despedirle sin contemplaciones.
Esas formas autoritarias eran propias de un heredero y no eran, por lo tanto, exclusiva de David-Weill. Sin embargo, este firme partidario de la globalización financiera actuó a contracorriente al lograr consolidar la influencia de Lazard sin aumentar su tamaño.
El sistema funcionó perfectamente hasta los noventa. Dos episodios lo resquebrajaron, ambos relacionados con la sucesión de David-Weill.
El presidente de Lazard eligió como primer heredero a su propio yerno, Édouard Stern, de cuya brillantez nadie dudaba. Pero sus maneras bruscas desentonaron en el ambiente de Lazard. Stern, ya divorciado de Helène David-Weill, fue abatido a balazos por su amante en Ginebra en 2005, tras una sesión de sadomasoquismo.
El siguiente en quien pensó David-Weill para sucederle fue el norteamericano Bruce Wasserstein, que aceptó el cargo en 2001. Pero cometió el error de querer reducir la influencia de David-Weill en el banco. Fue el último combate ganado por el insigne financiero.
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