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Max Margrave de Baden y Valerie Margravine de Baden, Archiduquesa de Austria

Max Margrave de Baden y Valerie Margravine de Baden, Archiduquesa de Austriahaus-baden.eu

Su Alteza Real el Margrave de Baden (1933-2022)

Un Príncipe contemporáneo abierto y cercano

Primo hermano de Carlos III de Inglaterra, supo mantener el rumbo de su Casa, pese a unas graves dificultades económicas

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Nació el 3 de julio de 1933 en Salem (Alemania) donde falleció el 29 de diciembre de 2022

Maximilian Andreas Friedrich Gustav Ernst August Bernhard de Baden

Recibió su primer nombre en recuerdo de su abuelo paterno, aquel príncipe sensato a quien Guillermo II recurrió para intentar salvar, en vano, el Imperio alemán. A su nieto le tocó regir los destinos de la Casa de Baden en una época muy distinta, la posmoderna. Le sucede su hijo mayor, Bernardo.

El debilitamiento de su salud impidió a Max de Baden asistir, en abril de 2021, al funeral de su tío carnal, el Duque de Edimburgo, hermano menor de su madre, la Princesa Margarita de Grecia. Tampoco, obviamente, pudo hacer lo propio en septiembre de este mismo año con motivo de las exequias de la Reina Isabel II. Bien que debió sentirlo, pues estaba especialmente unido a la anterior pareja reinante de Gran Bretaña: era frecuente verle en los diversos acontecimientos dinásticos británicos o practicando la equitación –en su modalidad de enganche– junto a su tío en las cercanías del castillo de Windsor.

Por su parte, el Príncipe Felipe acudía con frecuencia a las cacerías organizadas por los Baden en su castillo de Salem. Más sus vínculos con los Baden trascendían el ámbito estrictamente familiar y se instalaban, asimismo, en el intelectual: fue su cuñado, el Margrave Bertoldo, padre de Max, quien cedió un ala de Salem a su antiguo secretario particular y pedagogo, Kurt Hahn, para que aplicase sus innovadoras teorías, de las que también se benefició, cuando era adolescente, la Reina Doña Sofía.

Antes, en la década de los treinta, el nazismo no perdonó a Hahn su ascendencia judía, viéndose obligado a exiliarse en Escocia, donde fundó el internado de Gordonstoun, por el que pasaron el Duque de Edimburgo, su hijo Carlos III y, entre ambos, el joven Max en los años inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Su presencia en suelo británico fue uno de los pequeños gestos que contribuyeron al deshielo entre los Windsor y sus parientes alemanes: sin ir más lejos, Bertoldo y Margarita, pese a su militancia antinazi, no fueron invitados a la boda de su cuñado y hermano con la futura Soberana. La opinión pública británica aún no estaba preparada para recibir públicamente a semejantes huéspedes.

Unos episodios que no afectaron al joven Max, que se formó como ingeniero agrónomo, consciente de que su futuro se trazaba en la gestión del vasto patrimonio familiar en torno a Salem y a tres castillos más. Una responsabilidad que hubo de asumir antes de lo previsto, pues un accidente de tráfico acaecido en el otoño de 1963 acabó con la vida del Margrave Bertoldo. Detalle histórico: su entierro –y primer acto público de Max como Margrave de Baden– sirvió, indirectamente, para sellar la reconciliación entre la Reina Federica de Grecia y su madre, la Duquesa viuda de Brunswick, tal y como recuerda el historiador Ricardo Mateos en La Familia de la Reina Sofía.

Para entonces, Max ya había roto su compromiso con su prima hermana –también sobrina carnal de Felipe de Edimburgo– la Princesa Beatriz de Hohenlohe Langeburg. En 1966, encontró esposa dentro del circuito de la realeza en la persona de la archiduquesa María Valeria de Austria, bisnieta de los Emperadores Francisco José e Isabel.

El matrimonio tuvo cuatro hijos –una mujer y tres varones–, llevando una vida tranquila en Salem hasta que unas desacertadas inversiones obligaron al Margrave Max a proceder a la subasta, en Sotheby’s, de la mayor parte de sus bienes muebles, por la que recaudó, según Mateos, unos 55 millones de dólares. Ventas posteriores de bienes inmuebles sirvieron para saldar definitivamente las deudas.

Con todo, el Margrave logró preservar los viñedos de Salem –que producen un vino con buena reputación en Alemania– y las posesiones forestales de una familia que ejerció soberanía ininterrumpida sobre el territorio de Baden durante ocho siglos, desde 1112 hasta 1918. El derrumbe, ese año, del Imperio alemán y de sus monarquías allegadas no fue óbice para que los Baden, al igual que otras dinastías alemanas, preservasen sus ataduras culturales, económicas y sociales con sus antiguos territorios. Una especificidad germánica que les ha permitido convertirse en figuras de consenso y referencia gracias a su cercanía con la población al tiempo que mantenían su rango: baste decir que el Margrave Max era miembro o socio de una sesentena de entidades o instituciones. Cumplió con su destino, sabiendo interpretar los signos de los tiempos.

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