Irrelevancia internacional

La reunión del pasado domingo entre Donald Trump y Volodimir Zelenski, en Florida, ha sido una prueba más de la irrelevancia internacional del Gobierno de España. Una vez más se le ha excluido de foros clave, mientras que líderes de Alemania, Italia, Francia, Reino Unido e incluso Polonia, han mantenido contactos directos o participado en cumbres previas con Trump para tratar el plan de paz. Pedro Sánchez siempre ha sido excluido de contactos y decisiones, no aportando nada en cuanto a las garantías de seguridad y los términos del alto el fuego que se están pactando con el grupo de potencias europeas conocidas como Coalition of the Willing. Es más, durante el proceso de negociación Trump ha señalado a España como un socio «desleal» con la OTAN.

La irrelevancia internacional de nuestro gobierno, que a fin de cuentas es la de España, según análisis y estudios diversos, se basa en la desconfianza generada por la percepción internacional de un gobierno afectado por la corrupción y la inestabilidad política que socava su credibilidad. Una política exterior percibida como contradictoria, especialmente en Defensa, con una falta de coherencia entre los compromisos asumidos en la OTAN y la postura del gobierno, su actitud, entre otros asuntos, respecto a Venezuela/Maduro, Palestina/Gaza/Israel, RASD/Sahara/Marruecos, etc. y el incumplimiento de recomendaciones europeas del Parlamento y la Comisión Europea, minimizando el poder de las instituciones y sembrando dudas sobre ellas, como en el caso de la Justicia, o lo que es lo mismo sobre nuestra democracia, llegando a decir que va a gobernar sin el Parlamento en una Monarquía Parlamentaria, lo que relega a España a un segundo plano europeo.

Resumiendo, todo apunta a que España, con el actual gobierno, está perdiendo influencia internacional debido a problemas de credibilidad, inconsistencia diplomática y una política que no se adapta eficazmente al nuevo escenario geopolítico, a pesar de su pertenencia a organizaciones clave como la UE y la OTAN. La cita de Florida ha mostrado una vez más cómo las decisiones sobre la seguridad europea se toman sin contar con nosotros, quedando relegados a un papel de «convidados de piedra», incapaces de influir en el conflicto geopolítico más importante de la década que amenaza con llevarnos a una guerra en Europa.