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25 de abril de 2024

TODAVÍA LA VIDANieves B. Jiménez

Un Papa emérito y otro en camino

Imposible concebir la vida sin el momento de la despedida. Repasen: nacemos y morimos despidiéndonos

Actualizada 10:13

«A mi edad y con esta limitación tengo que ahorrar fuerzas para poder servir a la Iglesia» o, «pensar en la posibilidad de echarme a un lado». El Papa Francisco dejaba «la puerta abierta» a una posible renuncia, que de momento no tiene prevista pero tampoco descarta. A la gallega, fijaos que lo ha dicho en verano, cuando -como dicen en los realities de la tele- los sentimientos se magnifican. Yo abro sólo un minuto el frigorífico en plena ola de calor y parece que estoy en el paraíso...
Por partes: «Para decir adiós no basta sólo con decirlo». Las mejores despedidas son las más cortas, creo que decía Bogart. La historia está llena de despedidas lamentables. El trance no termina de cuajar. Y el común acuerdo entre las partes no suele ajustarse. ¿Existe la despedida perfecta? ¿A lo Daniel Day-Lewis cortando por fax? Cristiano Ronaldo dijo que daría una rueda de prensa y aún estoy esperando. Rajoy se despidió de la política durante ocho largas horas de incredulidad en un restaurante mientras dilucidaban su futuro en el Congreso. Así que todo fue más fácil cuando entendí que es una pérdida de tiempo hacer preguntas que no tienen respuesta. Y que conviene olvidar expresiones como 'para siempre' o 'jamás'.
El cónclave se realizaría con la minuciosidad de un MacGyver desactivando cables para que no sean irreparables los daños en esto que llamaríamos «triángulo de las Bermudas» -¡hasta Ancelotti lo sabe!- formado por Vaticano, Papa y fieles; ¡más hoy, que te salta un ofendido y sólo has dicho «buenos días»! Como la mejor empresa o el mejor club del mundo, la institución apartará sentimentalismos y tomará decisiones. Se juegan historia y futuro. No teman, el tiempo termina colocándolo todo: orden y sentimientos. El propio Ratzinger declaró antes de su marcha que entendía como un derecho -y a veces como deber- que el Papa renunciara cuando pensase que no se encontraba capaz física, mental o espiritualmente. Toda una muestra de humildad. Si Francisco decidiera renunciar sería una decisión tomada en conciencia. Y de fortaleza. Comprender los dictámenes de la propia conciencia es una decisión valiente. Ratzinger se decidió «por el bien de la iglesia», es decir, sentó un precedente que ayudaría a otros en esta situación. Vamos, que debemos ir acostumbrándonos a la convivencia sin problema de un Papa emérito y otro en activo. ¡Tres si en esta ocasión se diera el caso!
A cierta edad uno se envalentona con esa sensación de que todo desaparece rápidamente. Y, también con la incertidumbre porque el cuerpo es limitado. Imposible concebir la vida sin el momento de la despedida. Repasen: nacemos y morimos despidiéndonos. Todos tenemos una fecha de caducidad, y ese es un elemento que también nos construye. El pasado sirve como referencia, pero no soy partidaria de la nostalgia. El calor del verano pasado ya no lo sientes. Prefiero cambiar recuerdos por ilusiones. Y sentirse sobre todo satisfecho de lo hecho. Lo entendí a raíz de unas duras circunstancias sufridas, esa sensación de haber aprovechado el tiempo es la mayor fuente de serenidad.
Aceptar el paso del tiempo con el deseo de vivir. Más de uno está a dos mojitos de darle al botoncito 'reiniciar' la vida. Porque ¿lo mejor de salir? El regreso. Esa Ítaca a la que volver. Y, «sé que es tan difícil encontrar el comienzo. Mejor: es difícil comenzar por el comienzo sin intentar ir más atrás», apuntaba Wittgenstein. Seguiré rastreando razones que ayuden a sobrevivir. Y, grábense a fuego que «el único autógrafo digno de un hombre es el que deja escrito con sus obras», decía Josep Pla.
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