La paciencia y ambigüedad china es una de las señas de identidad que identifican a Xi Jinping. El todo poderoso líder se mueve con soltura en las aguas turbulentas de la guerra y mide con precisión cuándo y cómo lanzar señales para expresar una posición que, en ocasiones, desconciertan a Occidente.
De ponerse de perfil en la guerra, el séptimo presidente de la República Popular China que prepara el terreno para perpetuarse, pasó hace unas semanas a proponer un plan de paz cuyos detalles son un misterio. Antes, en la ONU, se abstuvo de condenar a Rusia pero defendió la inviolabilidad del territorio y ahora, según Reuter, prepara una visita a Moscú.
El motivo de la misma no está claro, se desconoce si pretender forzar a Putin a dar marcha atrás, si su objetivo es ayudarle a encontrar una salida digna o si el mensaje indirecto es para Estados Unidos y la OTAN si se interpreta el gesto como un respaldo a una guerra que tiene todos los visos de ir para largo.
Prácticamente en vísperas de que comenzara la invasión de Ucrania, el dictador consumado (Xi Jinping) y su aprendiz aventajado (Vladimir Putin) suscribieron una «Declaración conjunta» sobre «las relaciones internacionales que entran en una nueva era y el desarrollo global sostenible.»
En el texto se declaran paladines «de la democracia» y reafirman, «su firme apoyo mutuo a la protección de sus interés fundamentales, a la soberanía estatal y la integridad territorial» y se oponen a la injerencia «de fuerzas externas en sus asuntos internos».
Rusia «se opone a cualquier forma de independencia de Taiwán»
A lo largo del texto Rusia «se opone a cualquier forma de independencia de Taiwán» y ambas potencias manifiestan su rechazo a «una nueva ampliación de la OTAN.»
En resumen asumen su protagonismo en la construcción de una hegemonía mundial para la creación de «una comunidad de destino para la humanidad» y una declaración de principios que habría que entender como definitiva: «La amistad entre los dos estados no tiene límites, no hay áreas prohibidas de cooperación, el fortalecimiento de la cooperación estratégica bilateral no está dirigido contra terceras países ni se ve afectado por el cambiante entorno internacional y los cambios circunstanciales en terceros países.»
Con estos antecedentes y aquella «Declaración Conjunta de la Federación Rusa y la República Popular China», firmada el mismo día de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno del pasado año, la filtración a Reuter de que Xi tiene en cartera un viaje a Moscú para la próxima semana no es un tema menor.