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23 de abril de 2024

Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Los que mandan dan la espalda a los católicos

Ni el presidente ni el Rey se han acordado de enviar un mensaje a los millones de católicos españoles por la Semana Santa. No ocurre así en otros países

Actualizada 13:06

El 13 de octubre de 1931, Azaña se volvió a columpiar. Ese día proclamó muy ufano en el Parlamento que «España ha dejado de ser católica». Han pasado casi 91 años desde aquella boutade y la realidad es que el país sigue siendo mayoritariamente católico. Se ha podido constatar de manera innegable, abrumadora, con la enorme participación en las celebraciones de esta Semana Santa, en la que las procesiones volvían a las calles tras dos años de paréntesis. Hasta el CIS, que trabaja para quien trabaja, reconoce que el 60 % de la población se siente católica. Pese a la tenaz campaña laicista del mal llamado «progresismo», no se puede entender España sin su fe, una religión que es universal gracias precisamente a que los españoles la llevamos por todo el orbe.
A veces la España real y la oficial son como mundos paralelos, que ni se miran ni se tocan. Mientras los españoles de carne y hueso se volcaban en los oficios de Semana Santa, en las procesiones, en sus plegarias privadas… Nuestro presidente del Gobierno, que en ocasiones felicita el Ramadán con efusión, no tenía una sola palabra de saludo para los católicos en los días más señalados de su fe. Tampoco repararon en ello el Rey y su familia: no acudieron a ninguna celebración católica pública, ni enviaron un mensaje a los creyentes a través de la cuenta oficial de la «Casa de su S.M. el Rey», seguida por un millón de personas. Desde 1995, Juan Carlos I había instaurado la costumbre de que la Familia Real acudía cada año a la misa del Domingo de Resurrección en la catedral de Palma. Pasado el parón de la pandemia esa tradición no se ha retomado.
Yolanda Díaz, que tanto alardeó de su visita al Papa en el Vaticano, no se ha acordado de los católicos durante estos días en su cuenta en las redes (aunque sí de felicitar el aniversario de la proclamación de la II República, un inmenso fracaso político que acabó en lo que acabó). El silencio ha sido la tónica general del Gobierno ante la Semana Santa, con la digna excepción del Ministerio de la Presidencia, que sí tuvo el detalle de enviar una breve frase de saludo a los católicos. También han estado en su sitio, en sintonía con la realidad de España, Núñez Feijóo, que subió a su cuenta tres mensajes sobre la Semana Santa, y Abascal, que publicó uno.
¿Es normal el silencio de quienes nos mandan ante la fe mayoritaria de sus compatriotas? ¿O se trata de un desprecio específicamente español? Según las encuestas, hoy solo un 27 % de los ciudadanos británicos creen en Dios, lo que convierte al Reino Unido en uno de los países más ateos del mundo. Pero aún así, sus mandatarios tienen muy presentes a los ciudadanos cristianos cuando llega la Semana Santa, lo que ellos denominan Easter. Boris Johnson, bautizado católico, aunque no es practicante, acudió el Domingo de Resurrección a la principal iglesia católica ucraniana de Londres. Allí destacó «el mensaje de esperanza de Jesús y el triunfo de la vida sobre la muerte y del bien sobre el mal». Huelga decir que nuestro Sánchez preferiría beberse tres litros de aceite de ricino antes que pronunciar unas palabras similares. Johnson también subió un mensaje a las redes de saludo a los cristianos.
Lo mismo hizo el Príncipe Carlos, quien señaló que «esta Semana Santa nos recuerda, como siempre, el eterno ejemplo de Nuestro Señor, de su bondad frente al sufrimiento, del coraje frente al miedo, de la fe frente al desconcierto». Los Duques de Cambridge acudieron a misa el domingo en la capilla de San Jorge de Windsor, acompañados de sus dos hijos y ataviados todos ellos de una manera solemne. Isabel II no pudo acompañarlos por problemas de salud, pero el público fue informado de que la Reina participó en un oficio en su capilla privada.
Lo de los ingleses es simplemente lo normal. Lo que no tiene nombre es lo de aquí, donde por absurdos remilgos de «progresismo» barato se da la espalda a uno de los más hermosos y valiosos pilares de este país: su fe católica y su liturgia y cultura religiosa. Imagino que el Rey, que es una persona cabal, recapacitará. Nada ganan los que representan al pueblo colocándose de espaldas a su realidad. El pasado 14 de abril, las Juventudes Socialistas, las bases del PSOE, llamaron ya abiertamente a pasar página de la monarquía e instaurar en España una república. Los guiños laicistas a la izquierda poco van a ayudar a la causa monárquica, pero por el contrario pueden molestar a quienes sí la apoyan.
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