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27 de abril de 2024

Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Líderes mundiales... en Almudena Grandes

Revelador que las pruebas de selectividad arranquen con un comentario de texto sobre dos autores del pensamiento obligatorio

Actualizada 09:22

Existe una diferencia entre la izquierda y la derecha liberal que resulta patente para quien se fije un poco. Y es que el «progresismo» no para ni un minuto de dar la turra con lo suyo, mientras que la derecha es menos activa, admite la discrepancia y a veces hasta se pliega acomplejada ante el rodillo social y cultural de la izquierda. Jamás verán a un mandatario de izquierdas dando bola al mundo cultural y periodístico del conservadurismo. Un diario o una radio «progresista» jamás premiarán un trabajo de un autor de la órbita contraria. Pero en cambio son muchos los mandatarios de derechas que adulan a la cultureta y a la prensa zurdas, y hasta las subvencionan, en la esperanza vana de que así se ganarán su comprensión.
El «progresismo» predica a tiempo completo y en todos los frentes, porque parte de la base de que se hallan en posesión de la verdad absoluta. Los liberales observan al ser humano tal cuál es, movido por sus inevitables aspiraciones y egoísmos. En cambio, el pensamiento de izquierdas es utópico e idealiza a las personas. Ofrece una ideología-meta, que se presenta como la solución para todos los males. El que discrepa de ese ideario absoluto y absolutista queda señalado (en España bajo el epíteto tremendista de «ultra», o «facha»).
Los ejemplos de que el «progresismo» no cesa de promocionar su visión del mundo van desde Netflix a la salsa rosa de Jorge Javier, desde la educación al cine-ceja español, pasando por una visión sectaria de los problemas medioambientales y de las mujeres. Ese espíritu impregna incluso las pruebas de la selectividad, que este año han tenido su banderazo de salida en La Rioja, donde gobiernan el PSOE y Podemos.
¿Quiénes han sido los autores elegidos para el comentario de texto de Lengua Castellana de la selectividad? ¿Habrán sido acaso el espléndido filósofo Higinio Marín y Alfonso Ussía, el columnista más leído de España, que escriben en este periódico? ¿Se habrá optado quizá por un texto venerable de Valle-Inclán, o de Unamuno, Rosalía de Castro, Emilia Pardo Bazán....? ¿Serán artículos de Ignacio Camacho , de César Antonio Molina, de Pérez-Maura...? Qué va. La pareja elegida para el examen de selectividad la han formado la sobrevalorada literata doctrinaria Almudena Grandes, a la que el sanchismo pretende convertir en una gloria inmortal, y un profesor de Políticas llamado Víctor Lapuente. ¿Y qué une a ambos? Pues que son del correcto credo (para más señas, firmas destacadas del periódico socialista y del Ibex). Así que ahí tienen a los chavales españoles teniendo que examinarse con textos de intelectuales de los que nadie se acordará dentro de veinte años, pero que son «progresistas», que es de lo que se trata y lo que cuenta.
El esfuerzo es retrógrado y se reprime con leyes que fomentan la gandulería en las aulas. La ideología se antepone al aprendizaje. Hemos inventado las matemáticas con «perspectiva de género» (¿cuál será el sexo de los logaritmos neperianos?). Los chavales no estudiarán la Reconquista, ni el descubrimiento de América, ni el Imperio Español. Pero eso sí, tendrá libros de texto que glorificarán una República que fue una calamidad, ilustrados con fotitos de las gestas del PSOE, y lo sabrán todo sobre las parroquias de su comunidad autónoma y sus cuitas victimistas.
Sacaremos a remesas de ignorantes a batirse en un mundo cada vez más competitivo. No rascarán pelota frente a los asiáticos, pero eso sí: lo sabrán todo sobre Almudena Grandes, que en paz descanse y que no le llega al tobillo a Valle-Inclán, Cela o Gabriel Miró. Y que Dios me pille confesado por haber enunciado esta simple verdad.
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