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26 de abril de 2024

HorizonteRamón Pérez-Maura

Sánchez sigue las pautas de Goebbels (literalmente)

«Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.» Es decir, repetir una y mil veces que PP, Vox y Ciudadanos son la misma cosa. Se resume en que todos son fascistas aunque no lo sea ninguno

Actualizada 01:30

Confieso que soy poco aficionado a leer novela, con la excepción de algunos autores por los que siento devoción. En un viaje reciente, y a falta de otra lectura, compré en Barajas una novela de una autora desconocida para mí: Paloma Sánchez-Garnica. La obra se titula Últimos días en Berlín y pertenece a una categoría en la que yo nunca me había iniciado: la de los ganadores y finalistas de los premios Planeta.
La obra gira en torno a un triángulo amoroso que protagonizan dos alemanas y un español de madre rusa. Y transcurre en la revolución rusa, que el protagonista vivió en su infancia, y después en el Berlín del auge del nazismo. Una de las aportaciones más positivas para el común es el perfecto paralelismo que se hace en este libro entre lo que fue el nazismo y lo que sigue siendo el comunismo: dos totalitarismos igual de criminales con muchas menos diferencias de las que sus protagonistas en la vida real nos quieren hacer creer.
La autora encabeza los epígrafes en los que se describe el auge del nazismo con citas de los «Principios de propaganda» de Joseph Goebbels. Para los alumnos de la LOGSE y de la LOE aclararé que Goebbels fue la mano derecha de Adolfo Hitler, ministro para la Ilustración Pública y Propaganda entre 1933 y 1945 y, sobre todo, gran promotor del Holocausto. Cuando Adolfo Hitler se suicidó en su búnker el 30 de abril de 1945, designó a Goebbels como Reichskanzler y sucesor. Pero éste prefirió asesinar a sus seis hijos y suicidarse junto a su mujer el 1 de mayo.
Las citas de los principios de Goebbels que Sánchez-Garnica recoge en un contexto de la década de 1930 son espeluznantes vistas desde la política del momento presente en España. Sánchez y su equipo están siguiendo exactamente las mismas pautas que Goebbels y los nazis para controlar la opinión pública.
«Principio de orquestación. La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad». Esto ocurre a nuestro alrededor constantemente. Y se ve con especial facilidad en la conversión de mentiras en verdades.
«Principio de silenciación. Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.» También esto lo vemos a diario, especialmente con el dominio aplastante que tiene Sánchez en los medios de comunicación y el control sobre su línea editorial.
«Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.» La diputada Toscano y su descripción rigurosamente exacta de los méritos de la ministra Montero son un perfecto ejemplo de este principio enunciado por Goebbels. Como lo es también la diputada Patricia Rueda cuya libertad de expresión fue censurada en el congreso por decir una obviedad: que los diputados de EHBildu son «filoetarras».
«Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de contrarrestar el nivel creciente de las acusaciones». Esto lo vemos todos los días con multitud de frentes abiertos. Es como si se asediara un fuerte o un alcázar desde todos los frentes a la vez. Y quien ataca tiene la ventaja de la iniciativa.
«Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.» Es decir, repetir una y mil veces que PP, Vox y Ciudadanos son la misma cosa. Se resume en que todos son fascistas aunque no lo sea ninguno.
«Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan.» Si la ley del 'sólo sí es sí' demuestra un error descomunal que permite la salida anticipada de prisión de los violadores y los abusadores de menores, inmediatamente hay que echar la culpa a los jueces. La redacción de la nueva ley no tiene ninguna responsabilidad en lo ocurrido. Simplemente es que también los jueves son fascistas.
«Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente de que piensa 'como todo el mundo', creando impresión de unanimidad.» No hay nadie «normal» que se oponga al aborto. Ni nadie que pueda negar que los transexuales son iguales a cualquier otra persona, ni que no es lo mismo una familia, que cualquiera de las 16 alternativas presentadas por Irene Montero.
Hasta aquí sólo siete de los principios que enumeró Joseph Goebbels para secuestrar las mentes de un pueblo enormemente culto como lo era y es el alemán. Por acciones como ésta ese pueblo fue subyugado por el nazismo. Por estrategias de comunicación como ésta está una parte muy importante de los españoles todavía en brazos de Sánchez, un líder con antecedentes históricos en Europa. Y no exactamente los que él intenta blasonar.
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