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01 de mayo de 2024

El observadorFlorentino Portero

El campo de batalla del lenguaje

El debate real gira en torno a la seguridad, no a la creación de un estado. No estaría de más que la Unión Europea empezara a actuar con más responsabilidad en estos temas y dejara de jugar frívolamente con el lenguaje en contra de sus propios intereses

Actualizada 01:30

El lenguaje es el más importante de los medios de que disponemos para comunicarnos, sobre todo cuando necesitamos matizar o argumentar. Una caricia, una mirada, una formulación matemática son medios fundamentales, entre otros, pero no son los más apropiados para la discusión en el terreno de la política. Por esta misma razón la perversión del lenguaje es tan importante cuando lo que buscamos es confundir, creando imágenes falsas de la realidad a partir de las cuales justificar lo injustificable.
Josep Borrell ha afirmado que el «doble rasero» con el que los occidentales tratamos las crisis de Ucrania y Gaza dañan nuestra credibilidad en el mundo. ¿Cuál es el doble rasero? De la argumentación de Borrell se podría deducir que nos escandalizamos por el sufrimiento de la población ucraniana, responsabilizando de ello a Rusia, pero no del de la gazatí, que sería culpa de Israel. ¿Es cierto? ¿Reúne esta afirmación el mínimo respeto a la lógica? Rusia atacó deliberada e injustificadamente a Ucrania, después de haber reconocido sus fronteras y haber asumido la responsabilidad de defenderlas. Israel no es el atacante en la nueva crisis de Oriente Medio, sino el atacado. El Gobierno de Jerusalén ha respondido al ataque legítimamente y se ha encontrado en un campo de batalla diseñado cuidadosamente por Irán y Hamás, en el que la población se convierte en escudo humano de los terroristas islamistas. Lo que le ocurra a esa población es responsabilidad de quien los utiliza en beneficio propio, no de Israel, la víctima del ataque. La crisis de Gaza tiene una singularidad, si la comparamos con Alepo, en la guerra civil siria, o con Mariúpol, en la guerra de Ucrania. Los gazatíes no pueden huir. Están atrapados. Los sirios viajaron a Turquía, Líbano o Jordania, y desde allí a donde pudieron. Los ucranianos corrieron al interior de su país. Si Egipto abriera la frontera dos millones de palestinos podrían instalarse provisionalmente en la península del Sinaí sin ningún riesgo para su seguridad. Egipto tiene todo el derecho para hacer lo que está haciendo, que es mantener cerrada la frontera. La solidaridad árabe es un tema árabe, que a ellos concierne, pero no se puede acusar a Israel de lo que es responsabilidad de otros.
A continuación, nos llega el mensaje de que el origen del problema proviene de la inexistencia de un Estado palestino y se nos recuerda que sólo con su creación se resolvería la situación. Obvio es, implícita está en declaraciones como la de Borrell, que si no existe es por culpa de Israel, que sistemáticamente la bloquea. ¿Es cierto? Israel aceptó la resolución de la Asamblea General de 1947 y los árabes no. Israel aceptó la propuesta norteamericana del año 2000 y los palestinos no. Si no existe un Estado palestino es porque los palestinos no han querido, posición que mantienen Irán, Hamás y sus compañeros de viaje por razones fáciles de entender para aquel que quiera entender. Un Estado palestino legitimaría la existencia de Israel. Su negación supone un cuestionamiento cotidiano de su seguridad y de su propia existencia. La posición de Irán es comprensible, la de Borrell no.
El problema no es crear un estado sino la garantía de que ese estado no supondrá una amenaza para Israel, por eso su Gobierno frena cualquier iniciativa irresponsable en esa dirección. Desde el año 2005 hasta el 2023 Gaza ha sido, de hecho, un estado independiente. Israel se retiró para dejar claro que buscaba la separación de los palestinos. La Autoridad Palestina cedió el poder ante el empuje violento de Hamás, quien ha gobernado con el apoyo de Irán, Qatar y Turquía y con el consentimiento de Israel, en la idea de que Hamás se «aburguesara». El resultado ya sabemos cuál es. ¿Serán los israelíes tan insensatos como para volver a tropezar en la misma piedra? ¿Por qué Borrell ignora conscientemente la historia y se empeña en actuar a favor de Irán y de Hamás? Israel necesita separarse de los palestinos por la misma razón que Irán y Hamás están dispuestos a boicotear la creación de un Estado palestino que conviva pacíficamente con Israel, como defienden la mayor parte de los Estados árabes, empezando por Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Egipto. El debate real gira en torno a la seguridad, no a la creación de un estado. No estaría de más que la Unión Europea empezara a actuar con más responsabilidad en estos temas y dejara de jugar frívolamente con el lenguaje en contra de sus propios intereses.
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