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El campamento tiene lugar en el Centro Deportivo San Giuseppe y en espacios dentro del propio VaticanoSimone Risoluti. Agenzia Info Salesiana

Un verano dentro del Vaticano: el campamento que cuida a los hijos de sus trabajadores

El Estate Ragazzi Vaticano lleva ya varios años funcionando con un objetivo: dar una verdadera ayuda a las familias que trabajan en el corazón de la Iglesia

Del 16 de junio al 1 de agosto, mientras buena parte de Roma se sofoca entre turistas y calor, dentro de la Ciudad del Vaticano se escucha algo distinto: risas de niños, juegos y chapoteos en la piscina. Es el Estate Ragazzi Vaticano, el campamento de verano para los hijos de empleados del Vaticano, una propuesta que lleva ya varios años funcionando con un objetivo: dar una verdadera ayuda a las familias que trabajan en el corazón de la Iglesia.

Muchos padres lo repiten sin rodeos: es, en la práctica, una de las mejores ayudas que reciben como trabajadores. Los bonos familiares oficiales existen, sí, pero suelen ser modestos, sobre todo en comparación con los que concede el Estado italiano. Frente a eso, el campamento de verano no solo ofrece un precio accesible, sino un servicio completo, de calidad, que permite a las familias conciliar durante un mes y medio completo sin preocuparse por sus hijos.

«El horario es perfecto, los niños están seguros todo el día y están muy entretenidos», comenta uno de los padres. «Y se ve que no está diseñado para dar buena imagen. Se nota que lo han pensado bien, que está hecho para ayudar de verdad».

Grupos por edades y un pasaporte especial

El campamento, que funciona de lunes a jueves de 7:30 a 18:00 y los viernes hasta las 14:00, tiene lugar en el Centro Deportivo San Giuseppe y en espacios dentro del propio Vaticano, incluida la emblemática Aula Pablo VI–donde tienen lugar las audiencias–que se vacía para dar paso a castillos hinchables, juegos y espectáculos.

Los niños se dividen por grupos de edad: verde (5-6 años), amarillo (7-8), celeste (9-10) y azul (11-13). Cada uno recibe un kit de bienvenida con dos camisetas y una mochila. Este año, además, todos tendrán su 'Pasaporte Juvenil de Verano 2025', un cuaderno que los acompaña en un viaje educativo vinculado al Jubileo, con valores como la solidaridad, la esperanza y la amistad en el centro de las actividades.

Los días están cuidadosamente organizados. Desde la entrada a las 7:30 con juegos grupales, el desayuno a base de croissants frescos y zumos de frutas, hasta actividades deportivas, talleres, cuentacuentos, piscina y espectáculos. Por la tarde, helado Motta como merienda y, los viernes, cierre especial con hamburguesas de McDonald's. Todo pensado para que los niños disfruten y los padres puedan trabajar con tranquilidad.

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El aula Pablo VI se vacía para que los pequeños puedan disfrutar en los castillos hinchablesGiuseppe Smacchia/ Governatorato

Un programa realista y pensado para las familias

Cada semana se ofrece un programa distinto y bien estructurado: bailes grupales, juegos en equipo, actividades deportivas, talleres artísticos, sesiones formativas, espectáculos y retos diarios. Pero además del juego y la formación, tampoco faltan los momentos de oración, integrados de forma natural en la jornada.

Este campamento nació y se desarrolló durante el pontificado de Francisco, quien siempre mostró una atención y afecto especial por los niños. De hecho, el Pontífice argentino visitó a los pequeños participantes en varias ocasiones. La edición de 2025 será ya la sexta, consolidando el campamento como una cita esperada por muchas familias año tras año.

El Papa Francisco con los niños del campamentos del Vaticano

El Papa Francisco con los niños del campamentos del VaticanoV.N.

El campamento, coordinado por don Franco Fontana de la Comunidad Salesiana del Vaticano, cuenta con educadores profesionales, animadores y un equipo logístico sólido. La proporción de monitores por niño varía según la edad, desde uno por cada siete en los más pequeños hasta uno por cada catorce en los mayores.

Además, las instalaciones deportivas no tienen nada que envidiar a las de cualquier club privado: piscina, pistas de pádel, campos de futbito y vóley, futbolines y zonas cubiertas para los días más calurosos.

Un mes y medio de valores, juego y formación

El precio es accesible: 70 euros por semana (65 si van dos hermanos), con una cuota de inscripción única de 20 euros. Una fórmula que permite a muchas familias optar por las siete semanas completas del programa.

Cada semana gira en torno a un tema distinto. Además de las actividades físicas y recreativas, los niños participan en talleres educativos guiados por personajes como Kerek y Pepe —los protagonistas de este año— o figuras clásicas como Don Quijote y Sancho Panza, presentes en la edición anterior, que les ayudan a reflexionar sobre valores como la amistad y la empatía.

El campamento concluye con una gran fiesta final, en la que los niños comparten con sus familias lo vivido durante el verano y una manera concreta de poner en valor todo lo aprendido y vivido. Para muchas familias del Vaticano, este campamento no es solo una solución práctica: es una experiencia que devuelve algo esencial en verano —tiempo bien aprovechado, valores transmitidos y verdadera tranquilidad para los padres que trabajan.

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