El jefe del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, ha amenazado de muerte al ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, y ha establecido una recompensa de 15 millones de dólares por su cabeza.
Una escalada de esas características no tiene precedentes. Una amenaza de muerte directa contra un ministro de un país de la OTAN es algo inédito.
La gran pregunta es: ¿Se trata de una de tantas bravuconerías de Prigozhin, o el Kremlin ha puesto precio a la cabeza de Crosetto por medio de Wagner?
Crosetto responsabilizó hace unos días al Grupo Wagner, cuyos mercenarios protagonizan un amplio despliegue en varios países africanos, de provocar la crisis de inmigración que está arrojando a las costas italianas decenas de cadáveres de inmigrantes ahogados en el Mediterráneo.
«El aumento exponencial del fenómeno migratorio desde las costas africanas es también, en buena medida, parte de una clara estrategia de guerra híbrida que la brigada Wagner, mercenarios a sueldo de Rusia, está implementando, utilizando su considerable peso en algunos países africanos», afirmó el ministro italiano en un comunicado.
El mismo Prigozhin, después de insultar gravemente al ministro italiano con alusiones obscenas –«mudak», gilipollas, es lo más suave que le dijo–, reaccionó airado a las acusaciones: «Debería mirar menos lo que sucede en otros sitios y preocuparse de sus problemas que, por lo que parece, ha descuidado».
«No estamos al tanto de lo que sucede con la crisis migratoria. No nos interesa. Tenemos nuestros propios problemas de los que preocuparnos», añadió.
Según su reacción, también pareció ofenderle el empleo por parte de Crosetto de la expresión «brigada Wagner».
«Primero decían que éramos una empresa privada, Wagner. Luego empezaron a llamarnos Grupo Wagner. Ahora, de repente, somos una división. Italia ha sido el primer país en emplear esa palabra», señaló.