El apoyo a Le Pen y su aproximación al catolicismo: las claves del libro de Sarkozy sobre su paso por prisión

Nicolas Sarkozy, expresidente de la República francesa, pasó sus días y noches en la prisión de La Santé (París) entre el 21 de octubre de este año y el 10 de noviembre. Fueron apenas tres semanas, lo que puede no parecer mucho, pero el exmandatario, mientras se preparaba para su nueva vida, sacó tiempo para escribir un libro, Diario de un prisionero, que ha salido a la venta esta misma semana.

En las 212 páginas que conforman el manuscrito, el político galo relata con detalles su día a día en una celda de 12 metros cuadrados, su experiencia «durmiendo en un colchón más duro que el del servicio militar» y, especialmente, su decisión de alimentarse tan solo de yogures y barritas energéticas ante el temor de ser envenenado con los alimentos de la prisión. También sus privilegios, con una televisión que le permitía ver los partidos de fútbol del Paris Saint Germain.

Sin embargo, más allá de las menudencias de las actividades diarias de un veterano político que, de repente, se encontró alejado de toda su vida conocida, la parte más importante del libro transcurre, precisamente, en las divagaciones de Sarkozy sobre el estado acutal de la política francesa, un terreno suficientemente empantanado como para permitir explayarse.

Allí, una de las claves que relata el expresidente es que, durante su estancia en prisión, conversó por teléfono con Marine Le Pen, la líder de Reagrupación Nacional (RN), el partido político que, según casi todos los sondeos, vencería unas próximas elecciones francesas. En dicha conversación, Sarkozy se comprometió a no pedir un «frente republicano» en caso de elecciones anticipadas y aseguró que no llamará a votar contra el Reagrupamiento Nacional, saltándose un cordón sanitario que durante muchos años se ha impuesto en la derecha gaullista francesa.

Además, en sus páginas, el expresidente compara al RN y a Jordan Bardella –el delfín de Le Pen y el candidato para presidente si Le Pen sigue inhabilitada– con el expresidente Jacques Chirac (1995-2007), marcando un paso más en la normalización de la formación política liderada por Le Pen.

El libro también pone sobre la mesa la posibilidad de una gran unión de derechas para las próximas elecciones –tal como hizo la izquierda en las anteriores–, un tema que causa divisiones dentro del Reagrupamiento Nacional. Mientras Le Pen siempre ha querido gobernar en solitario, negándose a contemplar otras fórmulas, Bardella parece mucho más abierto a esa posibilidad, e, incluso en su autobiografía, Ce que je cherche, trata la posibilidad de buscar una gran alianza de derechas para asegurarse la presencia en la jefatura del Estado.

Las páginas también contienen críticas al actual presidente, Emmanuel Macron, con quien mantuvo una relación cercana pero al que acusa de no protegerlo. También critica su decisión del año pasado de disolver la Asamblea Nacional y adelantar las elecciones legislativas, creando un panorama político tremendamente fragmentado que los franceses siguen pagando.

Por último, pero no menos importante, Sarkozy relata también una aproximación al catolicismo en prisión, relatando que el capellán llegó a darle la comunión y, como había prometido, tras ser liberado viajó con Carla Bruni al santuario de Lourdes. En su libro describe la experiencia como un «renacimiento íntimo» en medio de la derrota política y judicial.

Más allá de que el contenido del –corto– manuscrito no refleja sino el deseo de un político de mantenerse en la escena pública, y de paso lavar su imagen tras la condena, el exmandatario sí atina en ese señuelo al porvenir que es una gran unión de derechas en Francia, que puede ser la clave que explique el futuro del país galo cuando el tumultuoso mandato de Macron llegue a su fin.