Aunque llevan practicando en el internado desde octubre, pisar el escenario real es la prueba de fuego
Lotería de Navidad: así son los ensayos en el Teatro Real antes del sorteo
Los educadores corrigen posturas, ritmos y, sobre todo, les enseñan a gestionar los nervios ante posibles imprevistos, como la caída de una bola
Cuando las puertas del Teatro Real se abren el 22 de diciembre, todo parece fluir con una naturalidad mecánica, pero esa precisión es el resultado de semanas de ensayos milimétricos que transforman el escenario de la ópera en un búnker de la suerte. Mucho antes de que las cámaras se enciendan, el interior del coliseo vive una actividad frenética y protocolaria donde nada, absolutamente nada, se deja al azar.
Los protagonistas absolutos de estas jornadas previas son los niños y niñas de la Residencia-Internado de San Ildefonso, quienes se someten a un entrenamiento vocal y físico digno de atletas de élite. Aunque llevan practicando en el internado desde octubre, pisar el escenario real es la prueba de fuego.
Allí no solo repasan el célebre «soniquete» para afinar la entonación y proyectar la voz en un espacio tan inmenso, sino que ensayan la coreografía de movimientos: cómo coger las bolas con delicadeza pero con firmeza, cómo mostrarlas a la mesa presidencial sin tapar el número y cómo insertarlas en los alambres sin que tiemble el pulso.
Los educadores corrigen posturas, ritmos y, sobre todo, les enseñan a gestionar los nervios ante posibles imprevistos, como la caída de una bola, normalizando el error para evitar bloqueos.
Más noticias de Lotería de Navidad
- Qué pasa si un décimo premiado de la Lotería de Navidad está hipotecado como aval
- Así fue el primer anuncio televisivo de la Lotería de Navidad en España
- ¿Se puede donar un premio de Lotería de Navidad? Requisitos legales y fiscales
- Por qué se brinda con champán al ganar el Gordo de la Lotería de Navidad
- ¿Qué hacer si un banco se niega a pagarte un décimo premiado? Esto dice la ley
Otros detalles
Paralelamente, el equipo técnico realiza su propia «auditoría» de la suerte. Los bombos, que llegan al teatro una semana antes y se custodian a 16 metros bajo tierra bajo estrictas medidas de seguridad, son sometidos a pruebas de giro y frenado para asegurar que no hay fricciones ni atascos.
Se verifica el funcionamiento de las tolvas y las liras, y se realizan simulacros de llenado para cronometrar cuánto tiempo real lleva volcar las 100.000 bolas de números. Incluso la iluminación y la acústica se calibran para que el brillo de la madera de boj no genere reflejos que impidan leer los números en televisión.
El ambiente en estos días previos es una mezcla de solemnidad institucional y emoción contenida. Mientras los operarios de Loterías y Apuestas del Estado revisan una y otra vez los precintos de seguridad, los niños bromean entre bambalinas, ajenos a la presión millonaria que sostendrán sus manos.