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20 de abril de 2024

Vidas ejemplaresLuis Ventoso

¿Y si Pablo se fugase con un churumbel de Irene?

No solo se chotean de la justicia, también se ponen por montera el sentido común más básico. Urge relevarlos

Actualizada 09:51

Es un amor ya de leyenda en España, cuya guinda fue la manera en que Pablo promocionó a puro dedazo a una Irene sin mérito alguno. Qué extraordinario tributo de amor. Así que mi deseo es que esa llama romántica continúe titilando por siempre allá en la dacha serrana de Galapagar, en su grato jardín umbrío, en sus amplias estancias, en la frescura estival de su piscina naturalizada…
Pero la vida de las parejas –ay– siempre tiene algo de carrusel, con baches y altibajos. Imaginemos por un instante, Dios no lo quiera, que un día a nuestros dos admirables líderes del comunismo-Moët & Chandon se les rompe el amor de tanto usarlo, como en la tonada de Rocío Jurado. A resultas de esa crisis, Pablo va y acusa falsamente a Irene de abusos sexuales a uno de sus niños, con el objeto de que ella pierda la custodia. Pero además se lleva al pequeño con él, secuestrándolo de facto durante casi dos años. Finalmente, la policía descubre el paradero del padre fugado con el churumbel, lo detiene y la justicia acaba condenándolo a pena de cárcel por un delito de «sustracción de menores».
Y ahora llega la gran pregunta: ¿apoyaría Irene el indulto del padre que se ha dado a la fuga con un hijo de ambos y que la ha acusado en falso de abusos? Por supuesto que no. Tildaría al progenitor de energúmeno machista. Con toda la razón del mundo, pelearía además para que pasase en la trena el mayor tiempo posible.
Pues bien, en la vida real acaba de ocurrir una historia idéntica a la fábula que hemos relatado. Pero el Gobierno «progresista y feminista» la ha zanjado indultando a quien ha secuestrado a su hijo. Ha concedido ese perdón por dos motivos. El primero es que quien ha delinquido es mujer. El segundo es que además es próxima a Podemos. «Le debíamos este indulto a María», proclama Irene Montero ufanándose de su gesta feminista.
En 2017, Podemos llevó al Congreso a una tal María Sevilla, a fin de que aportase su conocimiento como supuesta experta en violencia intrafamiliar. Era la presidenta de una asociación llamada Infancia Libre. Hoy sabemos que se trataba de una especie de secta de histéricas. Con la ayuda de psicólogos y psiquiatras conchabados con ellas, se inventaban acusaciones contra sus parejas por supuestos abusos sexuales contra sus hijos, o por «violencia machista». La meta era privarlos de la patria potestad de los vástagos que tenían en común. Cuatro integrantes de Infancia Libre acabaron detenidas.
Una de las víctimas de aquella trama se llama Rafael Marcos. Su mujer era María Sevilla, la hoy indultada por Sánchez. Primero lo acusó hasta seis veces de abusar del hijo de ambos, acusación falsa y siempre desestimada en los juzgados, pero que machaca la vida de cualquiera.
En 2017, a los jueces se les abrieron por fin los ojos y otorgaron a Rafael la patria potestad del niño. María Sevilla, la madre, se da entonces a la fuga con el pequeño. Durante casi dos años se oculta con él en varias localidades, hasta que en marzo de 2019 la policía los localiza en una finca de la pequeña población conquense de Villar de Cañas. El chaval tiene once años y acusa un severo retraso escolar, porque ella no lo ha llevado a la escuela durante toda la escapada. Para evitar ser descubiertos, solo lo dejaba salir al aire libre 20 minutos al día. Las jornadas del niño discurrían viendo la tele en un encierro permanente. Pues bien, esta pirada era la asesora que Podemos llevaba al Parlamento como fuente de autoridad.
María Sevilla fue condenada a dos años y cuatro meses de cárcel, con toda la lógica. Hasta que ahora el Gobierno más doctrinario y estúpido que hemos padecido la ha puesto en la calle por puro fanatismo y pisoteando la razón. La ministra de Justicia, Pilar Llop, ¡que es juez!, se pliega a este absurdo indulto por puro servilismo partidista y argumenta que la mujer «no tenía antecedentes». Irene Montero, que siempre logra acreditar que en la idiocia política no existen límites, proclama que el indulto «salda una deuda con las madres protectoras». El padre, al que la mujer le ha roto su vida, se sube por las paredes con la decisión gubernamental. Por su parte, el niño se ha visto sometido a una experiencia traumática por obra de una desequilibrada, que cada día le recordaba que era hijo de «el diablo».
España, mayo de 2022. Manda un tal Sánchez, el presidente más débil de nuestra democracia, de la mano de una caterva de radicales frikis de pésima entraña. El sentido común yace en el basurero.
Hay que echarlos.
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